Albert Einstein fue un afamado físico alemán, cuyos aportes a la física en el siglo XX revolucionaron el mundo de la ciencia y tuvieron grandes repercusiones históricas. Pero Einstein, también conocido como el padre de la física moderna, no sólo fue un científico laureado, sino que también se interesó por los problemas sociales acuciantes en su convulsionada época. Asimismo, Einstein demostró un lado espiritual cónsono con su visión científica del mundo.
En efecto, si bien Einstein es mundialmente conocido por sus teorías de la relatividad especial y general, sus creencias han sido tema de debate por años entre sus biógrafos, puesto que realmente eran bastante idiosincrásicas. Antes que nada, Einstein afirmaba que su Dios, era el Dios de Espinoza, quien fue un filósofo oriundo de los Países Bajos del siglo XVII y cuyas ideas marcaron profundamente las creencias espirituales de Einstein desde su juventud.
Cuando Einstein aseveraba que creía en el Dios de Baruch Espinoza, estaba afirmando la creencia en Dios como la totalidad del universo, el cual, se revelaba en la armonía de todo lo existente. Dicho de otro modo, para el científico y pensador, Dios era la naturaleza y sus leyes. La manifestación de los patrones universales de los que daba cuenta la física eran pues, evidencias de un diseño inteligente; de la obra de un creador.
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Viéndolo desde una perspectiva más amplia, si bien construimos nuestra propia realidad con nuestros pensamientos y atraemos aquello que vibra a frecuencias similares a las nuestras, existen creencias fuertemente arraigadas e inculcadas desde la infancia que determinan dichos pensamientos. Sin embargo, liberarse de dichas creencias no es tarea fácil, tal como lo subrayó Einstein.
Es lo que llamamos vivir en piloto automático, siendo nuestras creencias, hábitos o patrones mentales los que dirigen nuestra vida, encontrándose éstos en gran parte en nuestro inconsciente. Hay que salir del modo automático, comenzando un proceso de autoconocimiento, lo que nos llevará a un crecimiento como persona.
Según la visión de Einstein de la naturaleza y el universo, Dios no jugaba a los dados. No obstante, según aseveraba “los lanzaba en donde nadie pudiese verlos”. Dicho de otro modo, Einstein creía en la causalidad y la certidumbre. Para Einstein lo que llamamos azar, es tan sólo el desconocimiento de la totalidad de las causas que han generado un evento. Aquí podríamos ver un paralelismo con la ley de causa y efecto, a nivel de las personas, la cual, dice que cada acción producirá una consecuencia, seamos conscientes de ello o no, o, dicho de otra forma, cosechamos lo que sembramos. Hay corrientes espirituales que la traducen como ley del karma.
Todo en el universo está compuesto de fuerzas y energías que hacen que el mismo se sostenga, por lo tanto, es una ley que funciona tanto en el campo físico como en el espiritual. La naturaleza y la vida son energía en movimiento, por lo tanto, desde un punto de vista espiritual y haciendo una analogía con la visión de Einstein y entendiendo que el azar no existe, podemos entender que con nuestros pensamientos y emociones, que son energía en movimiento, estamos continuamente generando actitudes y acciones que -seamos conscientes de ello o no-, producen un efecto en otra persona o situación.
Otra frase muy conocida del científico es: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes”, Entendiendo que nuestros pensamientos y emociones son energía en movimiento, claramente, lo que quería expresar con esta afirmación es que la única forma de cambiar cosas en nuestra vida, es comenzar a pensar diferente y, por consiguiente, ir tomando decisiones diferentes. Pensando diferente comenzaremos a tener comportamientos diferentes que van a crear nuevas experiencias. Estas nuevas experiencias nos harán sentir nuevas emociones que crearán otra realidad diferente.
“Tengo que estar dispuesto a abandonar lo que soy para convertirme en lo que quiero ser” y “ El mundo como lo hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No puede ser cambiado sin cambiar nuestro pensamiento”. “Somos el arquitecto de nuestro propio destino”.
Día con día vamos creando nuestra realidad, somos creadores absolutos de nuestra vida. En otras palabras, salir de la zona de confort es la tarea si queremos cambiar cosas en nuestra vida y para eso debemos estar dispuestos a cambiar. Podemos lograrlo si nos lo proponemos.
“Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, pasará su vida entera creyendo que es un necio” Es importante entender que somos diferentes. Todos vinimos a proyectar nuestros dones y cualidades, que son muy diversos. El gran trabajo es entender y sobre todo aceptar esta diversidad. Dentro de este entendimiento, esto también comporta la idea de no criticar ni juzgar las habilidades de los demás para que puedan desarrollarlas sin miedos y en libertad. Además de no dejarnos influenciar por lo que opinen las demás personas acerca de nuestras capacidades.
“La mente es como un paracaídas, sólo funciona si la tenemos abierta”. Debemos estar dispuestos a aceptar nuevas ideas, posibilidades y realidades. Haciendo esto, comenzaremos a crear nuevos pensamientos y emociones, cambiando así nuestra energía, vibraciones y nivel de conciencia.
“Ningún problema puede ser resuelto con el mismo nivel de conciencia con el que fue creado”. Evolucionar no es otra cosa cambiar el nivel de conciencia, dar un salto cuántico, para ello, debemos cambiar la frecuencia vibratoria de nuestros pensamientos y emociones. Por lo tanto, si una situación en nuestra vida la estamos enfrentando desde los miedos y egos, la única forma de cambiarla y verla desde otro punto de vista es cambiar nosotros. Esto es, comenzar a salir de los miedos y egos para comenzar a vibrar energéticamente con frecuencias superiores como las de la tranquilidad, coherencia, aceptación y empatía, y así cambiar de nivel de conciencia. Bajo este orden de ideas, al superar los egos y miedos, inmediatamente veremos la situación diferente y lograremos cambiar nuestro estado actual de conciencia.
Podemos concluir que Albert Einstein, se caracterizó por ser una persona altamente imaginativa y creativa. Le definía el pensar y reflexionar saliéndose de las convenciones y creencias tradicionales, generando así sus propias reflexiones espirituales.
Somos energía, nuestros pensamientos y emociones son energía en movimiento emitiendo constantemente frecuencias vibratorias diferentes. Lo que este gran científico no logró expresar en relación a la energía con fórmulas matemáticas lo hizo con frases que nos ayudan a entendernos mejor y de total actualidad hoy en día.
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