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Nacemos con una habilidad innata para detectar patrones en las cosas. La habilidad para reconocer analogías en elementos distintos, forma parte de nuestra capacidad humana natural de abstracción. Esta capacidad, la encontramos tanto en el lenguaje como en las nociones de medida, las cuales, son comunes a todas las sociedades y grupos humanos a lo largo de la historia. No existe sociedad humana sin lenguaje y sin algún tipo de noción de la medida cuantificable. En efecto, las matemáticas –dentro de las cuales se encuentra la geometría como una rama-, han sido definidas como la ciencia de la detección de patrones en lo que podría verse como un caos.

Pero detrás de nuestra habilidad de percibir patrones -que desarrollamos probablemente como parte de nuestras capacidades evolutivas necesarias para la supervivencia-, están las regularidades de la naturaleza y del universo, el orden natural. Llama la atención que filósofos como Baruch Spinoza, han definido a la naturaleza como la divinidad y, por consiguiente, al orden natural como una manifestación de Dios.

Los patrones que percibimos son, pues, el de un orden subyacente, el de la creación. Dicho orden tiene una frecuencia vibratoria, pues en última instancia es un ordenamiento de átomos y partículas y, por consiguiente, de energías que contienen información. Esta energía ordenada, se haya en constante movimiento y transformación, pero también expresa una intencionalidad y un diseño inteligente.

Nuestra sensibilidad a las vibraciones universales de la forma

Somos sensibles a las vibraciones energéticas de la forma. Estas impactan nuestros sentidos a un nivel profundo cuando expresan el orden universal, cuya expresión abstracta podemos ver en la geometría y en las matemáticas (y también en la física). Le percibimos como una experiencia estética y de paz, una vivencia gratificante y a menudo energizante. Tras el deleite al contemplar un paisaje hermoso, alguna manifestación del mundo natural o una obra artística universal, se esconde nuestra capacidad para percibir vibraciones energéticas en la forma.

Los seres humanos contemplamos la belleza de la naturaleza y la reproducimos en nuestras creaciones, y este acto de creación es también terapéutico.

Así, por ejemplo, la razón aurea o número dorado y la serie de Fibonacci, es común en las formas de la naturaleza, y ha sido emulada en las manifestaciones artísticas alrededor del mundo desde siempre. Parece ser, pues, un criterio de la forma que logra rebasar las fronteras culturales y geográficas. Es algo que llevamos inscrito y resuena en nuestro corazón y en nuestra mente porque también formamos parte del orden natural.

geometría sagrada en la naturalezaDetrás de tales manifestaciones, se encuentra una esencia divina en el orden de las formas universales con el que podemos sintonizar y reconocer como la experiencia de lo agradable y armonioso a la percepción.

Algunas formas (y su geometría), no solo nos impactan a nivel consciente, sino en el inconsciente. Tienen un efecto en nuestra psique y pueden llegar a transmitirnos energía y vibraciones aunque no logremos advertirlo plenamente. Bajo este orden de ideas, no es extraño que los espacios desordenados o caóticos nos resten energía. A este respecto, el Feng Shui,  puede ser visto como una técnica que busca mejorar la calidad de vida a través de la forma arquitectónica del lugar en el que se habita; busca incidir en la psique desde la forma. La armonización de los espacios –el manejo de la forma y el diseño arquitectónico y del habitar-, es una labor que no escapa de lo geométrico y a menudo manifiesta las regularidades de la naturaleza por doquier.

La geometría sagrada en la historia

geometría sagrada en egiptoLa palabra geometría, es de origen griego y su significado etimológico es “medición de la tierra”. Por lo tanto, se cree que la geometría pudo haber estado ligada en sus comienzos a la agrimensura para el cultivo y, por su puesto, al desarrollo arquitectónico propio de los primeros centros urbanos conocidos.

Como es bien sabido el conocimiento matemático occidental tiene su origen en los griegos. No obstante, muchas otras civilizaciones –de cuyos descubrimientos matemáticos y avances técnicos los griegos son deudores-, ya poseían nociones matemáticas y geométricas avanzadas, las cuales, se articulaban a su cosmovisión, a sus mitos y su teogonía. Los egipcios y los sumerios, son algunos de estos pueblos avanzados, pero también las civilizaciones que florecieron en la India y Mesoamérica desarrollaron conceptos tan complejos como el del cero, el cual, era desconocido en la matemática de la Hélade.

La fascinación por los números, la geometría y su relación con lo sagrado

Los griegos estaban fascinados con las matemáticas y la rama de la geometría. Tanto así, que la llevaron a otro nivel de exploración teórica, mucho más allá de su razón práctica en las técnicas y métodos de producción y construcción (más propia de las incipientes matemáticas romanas). Así, pues, los griegos descubrieron el lado espiritual de las matemáticas como herramienta para observar el orden universal, indagando sobre los misterios del universo tal como lo hacen los físicos de hoy. En efecto, todo aquel que se ha adentrado en la física lo suficiente sabe que hay tanto de ciencia como de misterio.

Ver también el artículo: Albert Einstein, energía y espiritualidad.

geometría sagrada en la antigua GreciaQuizás fue Pitágoras -y la Escuela Pitagórica que fundó-, quién más enfatizó en la unión entre matemáticas y espiritualidad para darle sentido a una cosmovisión que hasta el día de hoy nos asombra. Para Pitágoras las verdades matemáticas eran universales y sagradas, y su teoría del sonido de las esferas es una intuición extraordinaria que podría vincularse a la teoría de las cuerdas.

Por otro lado, Platón estudió figuras geométricas tridimensionales conocidas como los sólidos platónicos. Estos, son figuras geométricas sagradas tridimensionales (cuerpos geométricos) en cuyos vértices o esquinas convergen el mismo número de caras, formando a su vez ángulos.
En estas figuras, para decirlo de manera sucinta, cada elemento (vértices, lados, ángulos) son iguales entre sí. Los sólidos platónicos se pueden advertir en construcciones como las pirámides de Giza, a las cuales, se les atribuían propiedades curativas. Estas figuras sagradas, cabe resaltar, son usadas en la medicina alternativa para la sanación holográfica. Los cinco sólidos platónicos son el tetraedro, el hexaedro, el octaedro, dodecaedro y el icosaedro. Asimismo, todos estos sólidos platónicos, se pueden utilizar en terapias holísticas para armonizar la energía de los chakras.

Leer también: El holismo en la filosofía griega.

Geometría sagrada y meditación

La geometría sagrada puede ser vista como una metáfora de la creación del universo, su contemplación profunda y bien dirigida, involucra meditar sobre la huella indeleble de la creación, su orden subyacente y aparentemente espontáneo.

Los antiguos egipcios trabajaban la geometría sagrada en su Escuela de Misterio, principal centro de desarrollo humano de su época, en tanto que los griegos vieron a la geometría como una herramienta para conectar con la esencia del universo y la creación desde un enfoque holístico.
Varios estudios indican que la contemplación de las figuras geométricas de la geometría sagrada, activa determinadas zonas del cerebro. Las personas que contemplan la geometría sagrada, empiezan a experimentar cambios; cuando alguien se conecta visualmente con la geometría sagrada, aún de manera inconsciente, empieza a experimentar efectos similares a los que ocurren en el cerebro tras un tiempo de meditación. Y es que la conexión con la geometría sagrada es una conexión a un nivel vibracional con el principio subyacente de la armonía del universo, nos vincula con el todo del que formamos parte a un nivel profundo.

Así, pues, meditar con las formas de la geometría sagrada, es muy recomendable, favorece el acceso a estados de consciencia elevados y promueve la conexión espiritual. La forma, que duda cabe, es una dimensión de la energía, o dicho de otro modo, la energía se manifiesta en el fenómeno de las formas (y también de los colores y de los sonidos). Así pues, cuando las formas son regulares y manifiestan patrones en la naturaleza, están expresando la esencia de la creación. El estudio de la geometría sagrada es una llave para contemplar dicho orden, una ventana para conectar con nuestra parte sagrada y con el todo universal.

meditación y geometría sagrada

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