El egoísmo es una actitud que consiste en anteponer los propios intereses y deseos a los de los demás, sin tener en cuenta las consecuencias que puedan causar. El egoísmo puede manifestarse de diferentes formas, como la avaricia, la envidia, la soberbia, la indiferencia o la falta de empatía. El egoísmo está muy asociado a la actividad del cerebro reptiliano. Y está claro que es un escollo para nuestro desarrollo espiritual, paz y plenitud. No obstante, no todo lo que hacemos por nosotros es egoísmo, antes bien, forma parte de nuestro crecimiento espiritual. En el siguiente artículo se abordará qué es y qué no es egoísmo desde una perspectiva espiritual.
Egoísmo y espiritualidad
El egoísmo es un obstáculo para el desarrollo espiritual, ya que impide abrirse a los demás y a lo superior, y genera sufrimiento e insatisfacción, está muy asociado al apego. Otras personas consideran que el egoísmo es una forma de autoafirmación y de libertad, y otros le naturalizan como algo intrínseco al ser humano. Sin embargo, el altruismo y las actitudes prosociales existen en cualquier entorno cultural.
La exaltación del egoísmo incluso obedece a posturas ideológicas, y va ligado a todo lo que enaltece la individualidad. Pese a su aceptación y la polémica que suscita, el egoísmo parece desdibujarse en una postura individual ante la vida. Pese a ello, podemos reflexionar sobre cómo el egoísmo y la espiritualidad influyen en nuestra vida, en nuestra felicidad y en nuestro bienestar. ¿Qué nos aporta ser egoístas o ser generosos? ¿Qué nos hace sentir más conectados con el todo y con los demás o más solos? ¿Qué nos da más paz o más angustia?
Quizás al hacer estas preguntas podamos encontrar un equilibrio entre el egoísmo y la espiritualidad, entre el yo y él nosotros, entre lo material y lo inmaterial. Quizás podamos descubrir que el egoísmo no es malo ni bueno en sí mismo, sino que depende de cómo lo usemos y de cómo nos relacionemos con los demás. Quizás podamos reconocer que la espiritualidad no es una fantasía ni una obligación, sino una opción personal y una fuente de sentido. Quizás podamos vivir con más armonía, con más amor y con más conciencia. Quizás al hablar de equilibrio, no estamos hablando realmente de egoísmo, sino de un proceso individual saludable.
Todo esto da para alimentar tu reflexión personal. En todo caso, siempre es necesario determinar qué es y qué no es egoísmo.
Dedicarse tiempo no es egoísmo
Dedicarte tiempo para ti mismo, no es egoísmo, aunque suele confundirse. Y es que aquí está la delgada línea entre quererse a uno mismo, a su esencia divina, y pensar solo en uno mismo, en sus deseos. Dedicarte tiempo, es necesario y saludable para equilibrarnos, desarrollarnos espiritualmente y sanar. Y es que si no lo haces, corres el riesgo de no tener nada que dar, porque nadie puede dar lo que no tiene. La paz, la tranquilidad, el equilibrio y el amor que podemos dar a los demás, a menudo irradian desde el interior, desborda y se esparce. Dedicarse tiempo no es egoísmo, de hecho, es la única manera de poder estar para los demás. Los grandes maestros espirituales pasaron muchos momentos consigo mismos, y fue en uno de estos que Buda alcanzó la iluminación.
Un trabajo que nadie puede hacer por ti
Piensa en dónde te ubicas en tu lista de prioridades, lejos de las responsabilidades del trabajo o del día a día. ¿Dónde estás? El uso del tiempo para uno, va muy asociado a la autoestima. ¿Dónde está tu lista de prioridades? El tiempo que te dedicas a ti, es un tiempo de trabajo y reflexión interna, de sanación. Es un trabajo interno que nadie podrá hacer por ti. Permítete durante ese momento pensar menos, sintonizar con lo sutil, con lo que no es material; alma, energía. Recuerda que el cuerpo es el traje que te permite moverte, pero tú eres más, eres energía, la energía que le da vida al cuerpo.
Ese tiempo para ti te sana, te cuida, te cuidas
¿Cómo sacar tiempo para ti?
Usualmente, cuando no podemos sacar tiempo para algo, es porque no le damos mucha importancia. De ahí la necesidad de reflexionar sobre la importancia de este tiempo para tu trabajo interior, de lo beneficioso que puede ser para ti y para otros. Porque, a partir de allí, podrás ubicarte en tu lista de prioridades, primero, priorizar tu esencia espiritual.
El tiempo está, existe, puedes decidir tomarlo para ti o no. Cuando no le damos importancia a algo, además nos acuden mil excusas a la mente, se puede decir que nos autoengañamos. Pero si logras tomar conciencia de la importancia de ese tiempo, serás más feliz y pleno. ¿Cuánto tiempo es suficiente? No hay una medida, el que te haga sentir bien, 10 minutos de meditación podrían ser suficientes, y es un gran comienzo.
Dedícate tiempo para estar contigo, para tu conexión espiritual y verifica por ti mism@ los resultados.
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