Los esenios fueron una fraternidad judia que se estableció en Qumrán, a unos dos kilómetros del Mar Muerto y a 13 km de Sur de Jericó. Los orígenes de la comunidad se remontan al siglo II a.c. y de sus creencias y cultura, se ha encontrado evidencia arqueológica importante. En el siguiente artículo se hablará de esta fraternidad, sus creencias, su relación con el cristianismo temprano y, un abordaje sobre la forma en la que sanaban de la mano de las investigaciones de Daniel Meurois.
Una división del judaísmo
Los esenios, como grupo, se escinden del judaísmo y desarrollan un nuevo credo centrado en el amor al prójimo, la evolución espiritual y la sanación como impronta comunitaria. La fraternidad esenia, siempre ha estado envuelta en misterio, el cual, se acrecienta por la antigüedad del tiempo en el que se desarrollaron como comunidad y por algunos maestros esenios como Jesús de Nazaret, María y José (Padres de Jesús) y Juan el Bautista (primo de Jesús). Por todo esto, se sabe que los esenios tuvieron una gran influencia en el cristianismo temprano, y es quizás, gracias a esta influencia, que algunos de sus preceptos han llegado hasta nuestros días. Desde mi sentir, además, estamos viviendo una época de gran apertura de consciencia y conexión con lo espiritual y sutil. Es por esto que hoy en día -y cada vez más-, llaman la atención las terapias de sanación que llevaban a cabo los esenios.
La sanación, como parte de la compasión y el restablecimiento de la armonía, era vista como un proceso de evolución tanto para el sanador como para el enfermo. En efecto, la palabra esenio, quiere decir sanador. Algunas hipótesis sugieren que el bautismo, práctica que le dio su nombre a Juan el Bautista, era un rito esenio para la sanación y purificación energética con agua.
Los esenios fueron una comunidad muy interesante, quizás una de las pocas en la historia de la civilización exclusivamente dedicada al desarrollo espiritual y a una vida comunitaria armoniosa y solidaria.
¿Cómo sanaban los esenios?
Según Daniel Meurois, para los esenios, tal como plantea la medicina holística actual, la sanación debía ser integral, puesto que nuestro cuerpo físico no se encuentra disociado de nuestro lado espiritual y energético, premisa de la que partían los esenios. El cuerpo, señala Meurois, no era considerado un mecanismo terrestre perfeccionado. En palabras de Meurois, al cuerpo físico:
“Se le consideraba, esencialmente, la parte tangible de un Todo que hundía sus raíces en un universo celeste inconmensurable, el universo de lo Divino. Lo físico -lo palpable- era pues abordado como eslabón final de la cadena de la Creación. La materia densa representa el primer peldaño de la escalera por la que correspondía al hombre volver a subir hasta el sutil Océano de las Causas”.
Lugares de sanación, recintos sagrados
Para los esenios, neutralizar una enfermedad comportaba subir a lo más alto en la escalera para identificar su origen y sanarla. El ser humano era percibido como un árbol de raíces celestes, por consiguiente, la gran mayoría de los centros de cuidados de los esenios (y de los egipcios también), eran además templos. Ser terapeuta implicaba, pues, ser sacerdote y en muchos casos maestro iniciado, ya que todo giraba en torno a la dimensión sagrada del ser, señala D. Meurois. Bajo este mismo orden de ideas, al autor le llama la atención la secularización de la aproximación a la sanación de occidente, desprovista de su lado espiritual, desde una perspectiva holística.
Como observación final, es importante destacar que un don fundamental de los sanadores, místicos y maestros esenios era la compasión, lo cual, potenciaba los procesos de sanación y equilibrio energético de las personas a las que ayudaban.
Característica esta, que según mi sentir, es esencial en todos los terapeutas que nos dedicamos a trabajar de manera holística con las personas. El estar durante una sesión, trabajando con los cuerpos emocional, mental, espiritual y energético de las personas hace necesario que este don esté presente, ya que además ayuda a empatizar con la situación personal que pueda estar viviendo el ser en el momento.
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