Ubicado en los himalayas tibetanos, el Monte Kailash es uno de los lugares más sagrados y remotos de la tierra. Tanto las tradiciones religiosas budistas como las hinduistas, Jainistas y la religión Bon (religión animista originaría del Tíbet), le incluyen dentro de su simbología, siendo que ocupa un sitial especial dentro de todas las culturas asiáticas circundantes. El Monte Kailash, deslumbra con sus cumbres nevadas y halos de luz que simbolizan la iluminación, y el más alto grado de elevación espiritual.
Este lugar sagrado es, además, el lugar de origen de algunos de los ríos más extensos de toda Asia: el Indo, el Sutlej y el Brahmaputra (el cual desemboca en el Golfo de Bengala). Asimismo, es adyacente a varios lagos relevantes de la región; con ángulos que semejan a los de una imponente pirámide, el Monte Kailash se eleva como un bastión natural de 6.714 metros sobre el Lago Mana Sarovar (Lago de la mente) y el Lago Rakashastal.
Como paraje turístico, es uno de los lugares más inaccesibles de los Himalayas. No obstante, es un lugar de peregrinación cuyo significado en las tradiciones orientales, no deja de atraer a visitantes de todo el mundo en busca de conexión espiritual.
Este santuario natural -a diferencia de otros Montes importantes-, jamás ha sido coronado. Hasta donde se sabe, más allá de las leyendas, no se conocen intentos de ascensión, muy probablemente por la connotación sagrada del lugar y su inaccesibilidad. Así, pues, las peregrinaciones suelen hacerse en su perímetro.
La curiosa forma piramidal de la montaña
Llama la atención que este monte tenga una forma casi perfecta de pirámide construida por la naturaleza. A este respecto, cabe destacar que la forma piramidal fue elegida como parte de la geometría sagrada por varias civilizaciones antiguas. Quizás, la manifestación arquitectónica piramidal más iconográfica sea la de las pirámides de Giza en Egipto. Bajo este orden de ideas, Cristopher Dunn, en su libro The Gize Power (1998) subraya que las pirámides, además de ser monumentos funerarios, eran condensadores de energía electromagnética.
La cumbre espiritual del planeta
Como centro energético de la tierra, el Monte Kailash es para la tierra lo que son los chakras para nosotros, centros energéticos de nuestro organismo . Más específicamente, se le ha vinculado al chakra de la corona, el cual, se asocia en la tradición hinduista al Dios Shiva.
Aún antes del advenimiento del budismo, la religión Bon, es decir, la religión chamánica autóctona del Tíbet, consideraba al Monte Kailash como un lugar sagrado. Posteriormente, se sumó a la leyenda que narra la incorporación del budismo en el Tíbet. Cuenta esta leyenda tibetana, que el Lama Milarepa, famoso por sus esfuerzos por purificar su karma, se enfrentó al mago Naro Bon Chung. En una competencia por quien llegaba más rápido a la cumbre del monte, Milarepa, habiendo dado amplia ventaja a Naro Bon Chung, quien ascendía utilizando un tambor mágico, resultaría finalmente victorioso. Según el mito fundacional, Milarepa vence después de meditar transportándose en un rayo de sol como vehículo hasta la cima. Este mito hace alusión a la ascensión espiritual a través de la meditación, en un lugar cuyas altas frecuencias vibratorias y simbología asociada le erigen como uno de los lugares más sagrados y espirituales del planeta.
El budismo tibetano, también conocido como budismo lamaísta, adopta, pues, en su sincretismo con la religión tibetana originaria, la simbología del Monte Kailash como un lugar de culto, veneración, meditación y de ascensión de varios maestros espirituales.
Energía y naturaleza en los puntos geográficos de alta concentración energética
Según estudios recientes, la cercanía a entornos naturales produce efectos positivos en el bienestar y la salud de los seres humanos. Contribuye a la rehabilitación tras períodos de convalecencia o de enfermedades, a la vez que incrementa nuestra resiliencia ante las adversidades. Los efectos terapéuticos de la naturaleza no son de extrañar, habida cuenta de que la mayor parte de la existencia del ser humano -como especie (Homo Sapiens)-, ha transcurrido en pequeñas bandas de cazadores y recolectores, en contacto íntimo y estrecho con la naturaleza, en tanto que apenas el 1% de la historia de la humanidad -lo que conocemos más propiamente como historia documentada-, ha transcurrido en urbes muchas veces sobrepobladas.
Pero si el contacto con la naturaleza nos llena de energía, oxigena nuestro organismo, reduce el estrés y nos hace conectar con las energías universales de algún modo, los lugares energéticos de la tierra no pueden hacer menos que potenciar estos efectos. Son lugares que favorecen la meditación y la conexión espiritual con la naturaleza y el todo. Lugares cuya belleza se entremezclan con los mitos y la simbología ancestral de las culturas que han sabido reconocer e incorporar dentro de sus saberes tradicionales, la singularidad de estos lugares privilegiados para conectar con las frecuencias vibratorias más elevadas del ser. El Monte Kailash -envestido de misterios y leyendas que en último término no hacen más que reconocer la energía que emana del lugar-, es uno de estos parajes especiales del planeta que favorecen el encuentro con nuestra espiritualidad, en un lenguaje sutil y mudo que emana de las energías de este recóndito paraje sagrado.
Por lo tanto, una vez más, recomiendo que si tienes la oportunidad de viajar a este hermoso lugar de la tierra, no dejes de quedarte unos minutos en silencio admirando esta imponente montaña. Seguramente sentirás muy rápidamente una sensación de paz, calma y conexión contigo mismo.
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