“Cuando comenzamos a trabajar juntos
es cuando la verdadera curación tiene lugar”
David Hume
Imhotep, el Dios de la medicina egipcia, no fue solo una figura mítica, fue una persona real llamado Hesyra, que vivió hacia el 3000 a.C, llevado al terreno de la divinidad en la tercera dinastía, por su sabiduría y ser el primer médico conocido en el Egipto y de la historia de la humanidad. Esto se sabe gracias a los grabados del instrumental médico encontrado en el templo Kom Ombo construido durante el periodo ptolemaico, entre el 180 a.C y 47 a.C.
Así, gracias a los vestigios del pasado, avanzamos en la comprensión de la filosofía egipcia, la cual, consideraba el cuerpo como un elemento sustancial que había que cuidar para poder llegar a la otra vida.
Por tanto, el deterioro del cuerpo impedía ese fin, por lo que había que detenerlo aplicando prácticas médicas y terapias. Y así, este cuidado llegaba hasta el final de la vida de las personas, pues es bien sabido sobre la dedicación especial prestada al cuidado mortuorio en Egipto.
Conforme a la mitología egipcia, el Ka, definía la energía vital, era una de las chispas de vida dentro de cada ser. El componente del espíritu universal de la vida que confería la inmortalidad al espíritu, premiando en la siguiente vida a aquellos que lo merecían por sus buenas acciones.
Asimismo, los egipcios, mantenían la convicción de que la fuente de vida para todos los seres, residía en el corazón, donde tenía su dominio, la conciencia, los sentimientos, la moralidad, el pensamiento y otras emociones. Así, la forma del corazón para comunicarse con el exterior era hablar a través de sus palpitaciones que se sentían en puntos específicos del cuerpo; donde el especialista con la palpación de sus dedos podía escuchar y descifrarlos.
La medicina del antiguo Egipto trataba las enfermedades desde dos aspectos; el primero, como “causas manifiestas”, estas podían ser una herida, fractura o afección de la piel, entre otras. El otro aspecto, eran “causas desconocidas”, las cuales se le adjudicaba a la acción de los dioses o a espíritus negativos que entraban al cuerpo del enfermo.
Según los papiros de Berlín, pertenecientes al imperio medio, encontrados en la necrópolis de Menfis, Saqqara, la medicina egipcia, como ahora, aplicaba métodos variados y por especialidades, todo esto es indicativo del alto grado de evolución la dedicación al estudio e investigación sobre las enfermedades, había médicos para tratar diferentes patologías, especialmente las del espíritu.
Así también, uno de los documentos más antiguos sobre conocimientos médicos, el papiro de Ebers, hallado en Egipto alrededor del 1500 a.C. hace mención a variadas condiciones psicológicas como la demencia, la ansiedad y la depresión.
Estos síntomas eran tratados en sus estados iniciales, induciendo una relajación total, animando el sueño en el paciente, a la par de aplicarle reflexoterapia, respiración y reiki, en un ambiente acondicionado con aromaterapia y música. El templo de Imhotep en Menfis, era el centro por excelencia para el tratamiento de enfermedades mentales.
Cabe resaltar, que según el papiro de Ebers, la medicina egipcia combinaba los conocimientos e investigaciones fisiológicas con la magia. Por esto, todo aquello que impedía o debilitaba el paso a nuestro cuerpo del soplo vital (oxígeno), era visto como una existencia maligna que devenía en enfermedades. Por ser este soplo o aliento esencial, el verdadero alimento para hombres y dioses, recorría desde la nariz hacia el corazón y pulmones, siendo el origen de la vida. De allí la importancia para la medicina antigua egipcia de las terapias de respiración.
Este registro quedó para la posteridad así como el de la influencia de la música, como terapia para la sanación de espíritu, mente y cuerpo.
De igual manera, se ha podido rescatar parte de los componentes de una abundante farmacopea, de origen, animal, vegetal y mineral que acompañaba finalmente las terapias de sanación.
Así pues, el sanador del antiguo Egipto, exploraba al paciente buscando indicios de enfermedad en forma de traumatismos, manchas, sintiendo el aliento del paciente, los latidos del corazón y respiración posteriormente, procedía a aplicar sus terapias y recetas, fisiológicas, mágicas o religiosas, así como también preparados naturales.
Para finalizar, cabe resaltar, el avance de la medicina y terapias en el antiguo imperio egipcio, tan es así, que muchas de sus prácticas procedimentales fueron consideradas y aplicadas, siglos después, por griegos y romanos.
Los egipcios comprendían y aplicaban el uso del potencial de las terapias holísticas, el masaje, la terapia musical, la aromaterapia, el Reiki, la reflexología. De igual manera, aplicaban la medicina y la utilización de fármacos para la cura de las enfermedades.
Pero sobre todo, los egipcios profundizaron en la necesidad de sanar el espíritu y la mente como factor neural para gozar de una salud física óptima.
“La salud del hombre es un estado dado por la naturaleza, la cual no emplea elementos extraños, sino una cierta armonía entre el espíritu, la fuerza vital y la elaboración de los humores” Hipócrates.
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