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El karma es una ley universal y, como tal, solo puede entenderse a plenitud desde el holismo. Nuestras acciones producen efectos que no solo afectan al entorno social y ambiental, sino también a nosotros.

El karma y la reencarnación son dos conceptos que suelen asociarse con el budismo y el hinduismo, pero que tienen diferentes significados e interpretaciones según las distintas escuelas y tradiciones de estas religiones. En este artículo, vamos a explorar algunas de las ideas principales que se manejan sobre estos temas.

¿Qué es el karma?

El karma es una palabra sánscrita que significa “acción” o “acto”. Se refiere a la ley de causa y efecto que rige las acciones de los seres vivos, tanto en el plano físico como en el mental y el espiritual. Según esta ley, toda acción tiene una consecuencia, ya sea positiva o negativa, que se manifiesta en la vida presente o en las futuras.

En el budismo, el karma es uno de los descubrimientos de la “realidad última” que hizo el Buda, una realidad “inefable”, diferenciada de la realidad convencional. El Buda enseñó que hay tres puertas de acción: el cuerpo, el lenguaje y la mente. A través del cuerpo y del lenguaje, interactuamos con los demás y podemos hacer acciones buenas o causar daño y sufrimiento a otros seres sintientes. La mente es una puerta privada, que lidera al cuerpo y al lenguaje. Por eso, la ética budista tiene que ver con las puertas del cuerpo y del lenguaje, que son las públicas.

Cada vez que realizamos una acción a través de una de estas puertas, generamos lo que se denomina el karma (el término en pali, la lengua emparentada con el sánscrito en la que se expresaba el Buda). El karma es la potencialidad de que esa acción produzca un efecto en el futuro, dependiendo de las condiciones y circunstancias. El Buda dijo que “billones de momentos de conciencia surgen y cesan” en un parpadeo. Cada momento de conciencia está condicionado por el karma anterior y genera nuevo karma.

El karma no es un destino fijo ni una retribución moral, sino una ley natural que opera de forma impersonal e ineludible. Tampoco es algo externo o ajeno a nosotros, sino que somos los creadores y herederos de nuestro propio karma. El objetivo del budismo es liberarse del ciclo del karma y sus efectos, alcanzando el nirvana, el estado de cesación del sufrimiento y la ignorancia.

En el hinduismo, el karma es también una ley de causa y efecto que rige las acciones de los seres vivos, pero tiene algunas diferencias con respecto al budismo. Por ejemplo, en el hinduismo se considera que hay cuatro tipos de karma: sanchita (el karma acumulado en vidas pasadas), prarabdha (el karma que se está experimentando en la vida presente), kriyamana (el karma que se está generando en la vida presente) y agami (el karma que se generará en vidas futuras)

Además, en el hinduismo se cree que hay una entidad permanente e inmutable llamada atman (alma o yo) que transmigra de un cuerpo a otro según su karma. El atman es parte de Brahman (la realidad absoluta e infinita), pero debido a la ilusión (maya) se identifica con el cuerpo y la mente. El objetivo del hinduismo es liberarse del ciclo del karma y la reencarnación, alcanzando el moksha, la unión con Brahman.

El karma y la reencarnación

La reencarnación es la creencia de que los seres vivos renacen después de morir en diferentes formas o estados de existencia. La reencarnación está vinculada al concepto del karma, ya que una sola vida humana no alcanzaría para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas (“cobrar” todo el bien que se ha hecho o “pagar” todo el mal que se ha realizado en vida).

En el budismo, la reencarnación se entiende como un proceso de renacimiento continuo en el que no hay un yo o alma que se traslade de un cuerpo a otro, sino una corriente de conciencia que se condiciona por el karma.

Cada reino tiene sus propias características y condiciones de vida, que son el resultado del karma. Por ejemplo, el reino de los dioses es un estado de placer y felicidad, pero también de orgullo y apego. El reino de los infiernos es un estado de dolor y sufrimiento, pero también de odio y violencia. El reino de los humanos es un estado intermedio, que ofrece la oportunidad de practicar el Dharma (la enseñanza del Buda) y liberarse del ciclo del renacimiento.

karma

El budismo no considera la reencarnación como algo deseable o positivo, sino como una forma de sufrimiento (dukkha) que se origina por el deseo (tanha) y la ignorancia (avidya). Por eso, el budismo propone el camino óctuple como una forma de extinguir el deseo y la ignorancia, y así lograr el nirvana.

En el hinduismo, la reencarnación se entiende como un proceso de transmigración del atman (alma o yo) a través de diferentes cuerpos y estados de existencia. El atman es eterno e inmutable, pero debido a la ilusión (maya) se identifica con el cuerpo y la mente, y sufre las consecuencias del karma. El atman puede renacer en uno de los cuatro tipos de cuerpos: humano, animal, vegetal o mineral.

Cada tipo de cuerpo tiene sus propias características y condiciones de vida, que son el resultado del karma. Por ejemplo, el cuerpo humano es el más favorable para alcanzar la liberación, ya que permite el uso del libre albedrío y la razón. El cuerpo animal es inferior al humano, ya que está dominado por los instintos y las pasiones. El cuerpo vegetal es aún más inferior, ya que carece de movilidad y sensibilidad. El cuerpo mineral es el más bajo, ya que está inerte e inconsciente.

El hinduismo no considera la reencarnación como algo negativo o indeseable, sino como una oportunidad para evolucionar y purificar el atman. Por eso, el hinduismo propone diferentes caminos para lograr el moksha, como el camino del conocimiento (jnana), el camino de la acción (karma), el camino de la devoción (bhakti) o el camino del yoga.

El karma y la reencarnación son dos conceptos que tienen diferentes significados e interpretaciones según las distintas escuelas y tradiciones del budismo y el hinduismo. Sin embargo, ambos conceptos apuntan a una visión de la vida como un proceso dinámico y causal, en el que las acciones tienen consecuencias y las existencias se suceden hasta alcanzar la liberación. Ambos conceptos se articulan y nos ayudan a tener una visión más profunda del camino espiritual desde una perspectiva holística.

Karma y holismo

El karma y el holismo son dos conceptos que tienen que ver con la relación entre las acciones y las consecuencias, y entre las partes y el todo, respectivamente.

El holismo es un concepto que proviene de la filosofía y la ciencia, y que se aplica también a la espiritualidad y la salud. Se refiere a la idea de que el todo es más que la suma de sus partes, y que cada parte está conectada e influye en el todo. El holismo implica una visión integradora y global de la realidad, que reconoce la interdependencia entre los diferentes niveles de existencia. El holismo se basa en el principio de armonía, equilibrio y cooperación entre los elementos que conforman un sistema.

El karma y el holismo tienen en común que ambos buscan explicar la causalidad y la coherencia de la realidad, desde una perspectiva espiritual o ética. Ambos conceptos invitan a tomar conciencia de las consecuencias de nuestras acciones, tanto para nosotros mismos como para los demás seres y el medio ambiente. Ambos conceptos también sugieren que podemos mejorar nuestra situación actual y futura, si actuamos con bondad, compasión y responsabilidad.

El holismo, el karma y la reencarnación son nociones vinculadas. Tienen como lugar común la conexión con un todo más abarcador, el universo, y el proceso de evolución espiritual que atañe la conexión con el todo.

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