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Nuestro cerebro es un universo en constante actividad, ¿lo habías pensado alguna vez? Es una orquesta complejísima de miles de millones de neuronas que conversan entre sí a través de impulsos eléctricos. Esta comunicación sincronizada crea ritmos fascinantes que conocemos como ondas cerebrales, patrones que, como un espejo, reflejan nuestros distintos estados de conciencia, desde la alerta máxima hasta el sueño más profundo y reparador.

Imagina que tu cerebro es como una radio capaz de sintonizar diferentes frecuencias según lo que estés haciendo. Cada una de estas “emisoras” (Alfa, Beta, Theta y Delta) corresponde a un tipo de onda cerebral predominante, y aprender a navegar entre ellas es fundamental para nuestro bienestar. La meditación ha irrumpido con fuerza en occidente, y lejos de ser una moda, esta práctica milenaria se ha mantenido gracias a los efectos tangibles que genera en quienes la practican, efectos que hoy podemos ver y medir.

Ondas Beta: El Ritmo de la Vigilia y la Acción

Las ondas Beta (de 12 a 33 Hz) son las más rápidas y dominan tu estado de vigilia normal. Ahora mismo, mientras lees esto, tu cerebro está en Beta. Son las ondas de la alerta, del pensamiento lógico y de la acción. Sin embargo, un exceso de actividad Beta nos agota y se asocia con el estrés y la ansiedad. Es esa sensación de estar en modo “lucha o huida” constante.

Ondas Alfa: Tu Puente Hacia la Calma y la Relajación

Te invito a hacer una pequeña pausa. Cierra los ojos. Respira hondo. Siente cómo, al permitirte este instante, tu cerebro empieza a cambiar de marcha, pasando a las más lentas y profundas ondas Alfa (de 8 a 13 Hz). Este es el estado de relajación despierta, el de una meditación ligera o un paseo por la naturaleza. Las ondas Alfa son tu puente entre el mundo exterior y tu universo interior.

Ondas Theta y Delta: Las Profundidades de la Mente

A medida que la relajación se hace más profunda, tu cerebro puede deslizarse hacia el estado Theta (de 3.5 a 8 Hz), el umbral de la creatividad, la intuición y los sueños. Finalmente, en el sueño profundo y sin sueños, entramos en el reino de las ondas Delta (de 1 a 3 Hz), una fase vital para la regeneración y reparación de tu cuerpo.

¿Es distinto el cerebro de los meditadores? La ciencia responde

Esta sinfonía interior no es solo una bonita metáfora. Las experiencias antes subjetivas han sido avaladas progresivamente por la neurociencia. Los estudios a través de resonancias magnéticas demuestran que, en efecto, la meditación puede generar cambios en la estructura cerebral.

En un estudio realizado por la Universidad de Harvard, se observó que la meditación puede reconstruir materia gris en tan sólo ocho semanas. Se comprobó que los beneficios psicológicos se expresan en un engrosamiento de la materia gris del hipocampo, una región clave en la regulación de las emociones, la memoria, la compasión y la autoconsciencia. La base biológica que posibilita este cambio asombroso es la plasticidad neuronal: la capacidad de tu cerebro para reorganizarse y crear nuevas conexiones. Como diría el padre de la neurociencia Santiago Ramón y Cajal, te conviertes en el “escultor de tu propio cerebro”.

Disminuye los niveles de estrés de forma medible

Esa sensación de calma que sientes al meditar tiene un correlato físico. En las resonancias magnéticas se ha observado un achicamiento de la amígdala, la región primitiva del cerebro que controla las respuestas de lucha y huida. Una amígdala hiperactiva nos lleva al estrés crónico. Al meditar, la calmas. Además, al igual que el ejercicio, la meditación ayuda a incrementar los niveles de dopamina y serotonina, neurotransmisores asociados a tu bienestar.

¿Y qué sucede con los meditadores principiantes?

Aunque accesible para todos, meditar es una práctica que requiere constancia. Ciertamente, los meditadores profesionales, como el monje budista Matthieu Ricard, generan una mayor cantidad de conexiones neuronales. Sin embargo, no necesitas esperar una década para disfrutar de sus beneficios. ¡En tan sólo ocho semanas ya se pueden advertir cambios significativos! Meditar, antes que una práctica curativa, es un hábito preventivo que puedes empezar a cultivar hoy mismo.

¿Por qué es una gran idea que empieces a meditar?

  • Conseguirás resultados en pocas semanas. No necesitas años de práctica para disfrutar de sus beneficios, solo la disciplina para crear el hábito.
  • No necesitas un estado de conciencia alterada. La mera concentración en las sensaciones de tu cuerpo, como la respiración, es suficiente para empezar a relajarte.
  • Puedes llevarla a cabo en cualquier lugar. No requieres de un ambiente específico ni de implementos como velas o incienso. Tu respiración siempre te acompaña.
  • Realizas una práctica avalada por la ciencia. Entre tantas corrientes, la meditación goza del privilegio de tener una gran cantidad de estudios que respaldan sus beneficios.
  • No existe un límite de tiempo. Aún con solo 5 minutos de meditación diarios, podrás advertir sus efectos positivos sobre tu bienestar.

Las prácticas espirituales, se traducen en estados de ondas cerebrales, energías y hormonas que afectan nuestro organismo de manera sistémica. Estas ondas son indicadores de los estados de conciencia, la huella de nuestra actividad en el plano espiritual y energético. Empezar a meditar es muy fácil aunque puede requerir de un guía, si has llegado hasta aquí probablemente ya has dado los primeros pasos.

Te invito a probar mis sesiones combinadas de Equilibrio Energético y Meditación en Madrid, en el Barrio de Salamanca o de forma virtual.

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