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El sentido de pertenencia es un sentimiento de conexión, identidad y aceptación que experimentamos al ser parte de un grupo, es una necesidad del ser humano. Ese sentimiento reconfortante de ser parte de algo, nos aporta una seguridad que es esencial para nuestro bienestar psicológico. Y es que somos seres sociales, por tanto, el sentido de pertenencia está asociado al altruismo y nuestras conductas prosociales. No obstante, según nuestra evolución espiritual, dicho sentido de pertenencia puede ampliarse o hacerse más estrecho, vinculando al egoísmo y al apego.

¿Es bueno o malo el sentido de pertenencia? Sabemos que es natural y reviste distintas formas según cada cultura, se sabe que se articula a nuestra identidad individual y colectiva. No obstante, la respuesta parece no ser tan simple; depende del enfoque y la perspectiva de reflexión, de nuestra conciencia espiritual. En el siguiente artículo, se abordará el tema desde un enfoque holístico sobre el sentido de pertenencia.

La necesidad de inclusión, la exclusión y las etiquetas

El sentido de pertenencia puede desarrollarse en cualquier tipo de grupo, ya sea una familia, un equipo deportivo, una organización religiosa, e incluso, en una comunidad virtual. Cuando nos sentimos parte de un grupo, nos sentimos aceptados y valorados por los demás, sentimos que ese grupo nos pertenece tanto como pertenecemos a él. Esto, a su vez, nos da un sentido de propósito y significado en nuestras vidas. Las narrativas de sentido y propósito, suelen articularse al sentido de pertenencia y de identidad de un grupo: qué somos, hacia dónde vamos, qué nos caracteriza.

Según Elizabeth Gayán, nos habla del sentido de pertenencia como parte de las necesidades definidas por Abraham Maslow, psicólogo estadounidense. Somos seres sociales, no podemos crecer y avanzar prescindiendo de los demás, si no estamos juntos. ¿A dónde pertenezco? Parece definir nuestra identidad, ya que pertenecemos a lugares y grupos afines a nosotros, ayudando a configurar nuestra personalidad, señala E. Gayán.

Sin embargo, el sentido de pertenencia reviste diferentes niveles según la evolución de nuestra conciencia. Bajo este orden de ideas, la pertenencia definida desde el exterior, la cual, corresponde a etiquetas y validaciones externas, a posesiones y apegos a ideas y creencias, es un sentido de pertenencia más superficial y polarizante, más reducido y acotado. Es, pues, un sentido de pertenencia excluyente. ¿Entonces cuál es el sentido de pertenencia incluyente?

Puntos de conexión con el ser espiritual y sentido de pertenencia

Más allá de las etiquetas y máscaras, roles sociales y apegos que definen sentidos de pertenencia polarizantes y excluyentes, existen otros puntos de identificación y lugares comunes que nos posiciona en una categoría más abarcadora de pertenencia. Estos son los puntos de conexión espiritual, lo que tenemos en común más allá de las filiaciones, roles o identidades culturales es el ser seres espirituales unidos al todo, también nos une el ser seres sintientes, habitantes del planeta Tierra, y otras categorías de pertenencia. Así, pues, a medida que ampliamos nueva visión nos sentimos pertenecer a un grupo más amplio, señala E. Gayán. Ese sentido amplio de pertenencia no aporta un sentido de amor al prójimo, al planeta, al universo, porque queremos cuidar aquello que nos pertenece, queremos que esté bien. Si sientes que todo te pertenece y a todo perteneces, tendrás una visión profunda de las diferencias que nos separan en apariencia.

Pregúntate, ¿quién soy yo debajo de esos roles, etiquetas, nacionalidad, responsabilidad? ¿Quiénes somos por debajo de lo aparente? Somos seres espirituales, seres sintientes cuyas existencias transcurren en una dimensión material, espiritual y energética encausada a la evolución espiritual.

Cuando nos sentimos conectados a los demás, somos más felices, más saludables y más resilientes. También somos más propensos a ayudar a los demás y hacer contribuciones positivas a la sociedad. Ampliar las fronteras de nuestra pertenencia, es también ampliar nuestra capacidad para la empatía, el cuidado del otro y la comprensión de nuestra esencia, lo que nos une a todos.

Terapias alternativas y sentido de pertenencia

Una forma de ampliar nuestro sentido de pertenencia, es realizar prácticas espirituales que busquen trascender el ego y los apegos. Las prácticas espirituales, la práctica de meditación, la compasión, la reflexión sobre temas trascendentales y la contemplación, nos otorgan un sentido de pertenencia al todo que amplía nuestra capacidad amorosa y de bondad hacia los demás seres sintientes.

El sentido de pertenencia es complejo, si bien tiene un aporte para nuestro bienestar psicológico, -en tanto somos seres sociales y necesitamos identificarnos y pertenecer a un grupo-, es solo a través de las prácticas espirituales que se logra ampliar para encaminar nuestro desarrollo espiritual. Así, pues, el sentido de pertenencia es como la comida, necesitas nutrirte con alimentos, pero puedes comer bien o alimentarte de una manera inadecuada para tu organismo.

Meditar en el todo, conocer nuestra esencia divina en profundidad y practicar el altruismo, nos permite encontrar lugares comunes con todos los seres, puntos amplios de encuentro e identificación, ampliamos nuestra pertenencia sin apegos. Trascendemos la pertenencia superficial de adscripciones temporales, y empezamos a pertenecer a una categoría más amplia. Al hacer esto, estamos eliminando la exclusión propia del ego apegado a las etiquetas y máscaras sociales o realidades ilusorias e impermanentes.

En la medida que vamos avanzando en nuestro desarrollo espiritual y sintiendo que somos seres espirituales viviendo una experiencia física, conectamos con el núcleo, con la fuente y comenzamos a sentir que todo me pertenece y que a todos pertenezco.

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