La historia de vida de Bert Hellinger, está signada por su búsqueda espiritual y su afán por desarrollar métodos para mejorar la vida de las personas. Tras estudiar filosofía, teología y pedagogía, se hace misionero católico y viaja a Sudáfrica, en donde vive con la etnia Zulú, interesándose por las dinámicas de los grupos. Luego, estudia psicoanálisis y explorara formas de terapia como la hipnoterapia Ericksoniana, la programación neurolinguística, la terapia primaria y el análisis transaccional.
Influenciado por todas estas corrientes, y por la terapia gestáltica, Hellinger desarrolla su propio método para descubrir el ser y solucionar problemas arraigados en el inconsciente; a este método le llamo constelaciones familiares, también conocidas como configuraciones familiares.
Constelaciones familiares
El método desarrollado por Hellinger, es muy interesante y tiene lugares comunes con la psicoterapia; para ambos métodos la infancia y el entorno familiar en la niñez, juegan un papel fundamental en la vida adulta de las personas y su desenvolvimiento en la sociedad. Asimismo, la convivencia con los zulúes en Sudáfrica, le lleva a relativizar los valores y normas tal como lo haría un etnólogo, aún en su papel de difusor de la religión católica. Así, pues, la observación de la etnia le permite comparar el sustrato de lo que es realmente humano y común a cada grupo social sin importar el lugar: las experiencias comunes y la fenomenología del ser.
Las constelaciones familiares son terapias grupales, se basan en la idea de que las familias constituyen una configuración u orden natural: órdenes de amor. Cuando dichos órdenes se alteran, los efectos trascienden a las generaciones futuras, dejan una huella en la posteridad. El orden está dominado por una consciencia común, por lo cual, ningún miembro de la familia se encuentra realmente excluido pese a los conflictos que puedan haber, o la complejidad o conflictividad de los vínculos familiares reales. Bajo este orden de ideas, las vivencias, conflictos y situaciones que actualmente atraviesan las personas, se vinculan a los conflictos, experiencias y emociones de sus antepasados, aún a los de aquellos que ya han fallecido. Para resolver los conflictos actuales es, pues, necesario, desenredar y entender algunos nudos del pasado para formar una nueva configuración familiar. Sanar de raíz atañe pues entender los conflictos familiares y sanarlos para no seguir reproduciendo el patrón conflictivo. Así también, se entiende que aquello que una generación no resuelve, lo intentarán resolver las venideras incluso de manera inconsciente.
Constelaciones familiares y karma familiar
Las constelaciones familiares presentan cierta analogía con el concepto de karma, aquellos efectos de acciones pasadas (hasta de vidas pasadas) que se manifiestan en situaciones actuales. Podría decirse que es como un karma, pero familiar. Los conflictos no resueltos, pueden, de hecho, manifestarse como enfermedades o conflictos inusitados en familiares. Por esta razón, esta teoría parece algo destinista, por lo que la idea de las constelaciones familiares no deja de generar polémica y opiniones encontradas. No obstante, parece lógico que los miembros de un grupo familiar encaren conflictos similares; están estrechamente relacionados y forman una estructura sistémica: energética, biológica y espiritualmente hablando. Asimismo, resulta claro que los patrones familiares conflictivos tienden a reproducirse en generaciones posteriores, se transmiten por aprendizajes y refuerzos cognitivos que van modelando el carácter desde la socialización primaria en el seno del hogar.
Los conflictos familiares y su huella en las generaciones futuras se pueden advertir en las historias de vida de las personas. Asimismo, existen tendencias familiares arraigadas y difíciles de romper, patrones familiares que le dan un asidero empírico a esta forma de terapia, pues más que un sino, se habla de una tendencia que se puede trascender con la terapia.
Un abordaje comunitario
Las constelaciones familiares, como terapia, representan un gran aporte por cuanto toman en cuenta no solo al individuo, sino a la familia e incluso a la comunidad completa. El ser humano es ante todo social, depende de los demás seres para sobrevivir y estar equilibrado física, espiritual y mentalmente. Nuestro equilibrio holístico se ve afectado por el entorno a la vez que generamos una incidencia en dicho entorno, es algo recíproco. En teoría de sistemas, a esto se le conoce como sistemas abiertos: somos sistemas abiertos a intercambios energéticos -habida cuenta de que todo es energía en permanente movimiento. Las constelaciones familiares suponen una aproximación muy completa a la sanación, y cuenta con implicaciones filosóficas importantes.
Escenificación y eficacia simbólica
Las constelaciones familiares se llevan a cabo como terapias grupales, que pueden constar hasta de 500 personas divididas en espectadores, representantes y participantes. En las terapias, se escenifica un problema planteado: cualquier tipo de dificultad económica, personal, de relaciones interpersonales, o situación por la que se esté atravesando. Cada participante tendrá a la mano su árbol genealógico, y el terapeuta preguntará a cada uno sobre eventos traumáticos a nivel familiar (incluso en el pasado familiar más remoto del que se tenga memoria). Los participantes elegirán entre el público a quienes representarán a los miembros familiares para las escenificación del problema, a los que se les conoce como “sustitutos”. En medio de la terapia, y la puesta en escena teatralizada, salen a la luz razones ocultas y secretos que irán labrando el camino hacia una imagen-solución del conflicto.
Lo interesante e importante del proceso es sacar a la luz el porqué de los conflictos. La terapia presenta, pues, un elevado grado de eficacia simbólica, logrando generar niveles de bienestar y progreso espiritual y emocional importantes. Pese a las controversias que sucinta en la comunidad científica, logra hacer consciente lo inconsciente y conflictivo para entenderlo, sanarlo y solucionarlo, he allí su valor y utilidad práctica para el crecimiento espiritual.
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