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El aura es el campo energético que rodea a los seres vivos. Más propiamente, es un campo electromagnético que se proyecta más allá del cuerpo físico y que emite vibraciones a determinadas frecuencias.

El aura puede ser afectada por las emociones y el estado físico y mental de las personas. Siendo nuestro campo vibracional que se expande más allá de nuestro cuerpo físico (hasta un metro), el aura, se relaciona directamente con nuestros pensamientos y nuestras emociones.

En la iconografía, el aura suele representarse con emanaciones lumínicas. Las aureolas de los santos, por ejemplo, son representaciones del aura. Estas representaciones son muy antiguas y se pueden encontrar en diferentes manifestaciones artísticas alrededor del mundo.

El estudio del aura

El médico y alquimista del siglo XVI, Paracelso, define al aura como una esfera de fuego que recubre al cuerpo denominándole globo ígneo o munia. Según la describió el galeno, el aura es una luminosidad que se hace más visible conforme el avance espiritual de las personas; cuanto más visible más evolución espiritual. Asimismo, el aura manifiesta colores que también darían cuenta del nivel de consciencia espiritual del individuo. Cabe destacar que Paracelso, era tenido en su época por un gran terapeuta y sabio, gracias a su éxito en el tratamiento de algunas dolencias comunes en su época, sin que se sepa demasiado de sus métodos. Lo más probable es que Paracelso, incorporase sus conocimientos sobre el aura en la sanación.

Mucho más tarde, ya entrado el siglo XVIII se aborda la idea del aura bajo la corriente del mesmerismo. Según esta corriente terapéutica, se podía influir sobre el campo magnético de los seres vivos y sobre su fluido universal para curar enfermedades. No obstante, las ideas de Franz Mesmer -fundador del mesmerismo-, buscaban más que el desarrollo espiritual y la sanación desde una perspectiva integral, utilizar técnicas para sanar dolencias sin abordar otros aspectos del ser. Si bien creía en el poder de la mente sobre la materia, el abordaje de la enfermedad era la de un médico convencional, más bien parcelado y no holista, con un método difícil de probar o refutar en aquella época.

el auraMás tarde, en el siglo XX, se inventa la cámara Kirlian, por el matrimonio Kirlan, una pareja que investigaba sobre campos electromagnéticos de alto voltaje en 1939. La fotografía y la electricidad, eran dos tecnologías interesantes en la época y la experimentación sobre sus aplicaciones tal vez generaba más curiosidad que los desarrollos tecnológicos de hoy en día. Durante uno de los experimentos, uno de los Kirlian recibió una descarga eléctrica en la mano y notó un halo de luz que rodeaba su mano por unos instantes. Luego de este evento, los Kirlian buscarían fotografiar dicho halo con una tecnología que crearon para tal propósito, la cámara Kirlian. La cámara Kirlian, en resumidas cuentas, fotografía el campo electromagnético del cuerpo. Pronto, sería usada como instrumento para percibir el aura de las personas.

 

Lejos de la hipótesis y los tratamientos de Mesmer, y con el desarrollo de la medicina moderna, el bioelectromagnetismo empieza a estudiar de una manera más acuciosa la producción de electricidad y campos electromagnéticos por parte de los seres vivos. Al igual que el resto de células de nuestro cuerpo, el cerebro emite señales eléctricas generadas por nuestras neuronas, misma que corresponden a reacciones químicas neuronales y que se relacionan con nuestros pensamientos, así como nuestras emociones generan un campo magnético. Somos energía en constante transformación y, el aura, forma parte de nuestro cuerpo energético.

Capas constitutivas del aura

El aura tiene cuatro capas constitutivas:

La etérica, más cercana a nuestro cuerpo material, el aura emocional o astral, que es la proyección energética de nuestras emociones y que cambia de color conforme a nuestra estado anímico, el aura mental o proyección de nuestra mente y pensamientos, y, finalmente, el aura causal, que es aquella en la que manifiesta el campo vibracional de nuestras experiencias en vidas anteriores.

Significado de los colores del aura

Azul: suele ser el aura predominante en personas con buena salud, gente espiritual con autoconfianza.
Violeta: esta aura expresa la espiritualidad y el amor incondicional.
Rosa: suele verse en personas humanitarias que han alcanzado el equilibrio entre la materialidad y la espiritualidad.
Rojo: suele verse en adolescentes, se asocia al liderazgo, las pasiones, impulsividad y egos elevados.
Amarillo: es un aura bastante común en gente creativa y optimista, con buen sentido del humor.
Naranja: emana de personas cordiales, consideradas y empáticas.
Verde: es el color de la sanación, la simpatía la confianza.
Blanco: manifiesta un estado de conciencia elevado. Personas empáticas, amantes de la paz. Armonía y pureza.
Dorada: color que emanan muchos guías espirituales, protectores, sanadores y purificadores.
Colores oscuros y negro: el negro denota ausencia de luz. Las tonalidades obscuras reflejan discordia y emociones negativas, pensamientos y acciones de baja frecuencia vibratoria.

Dentro de estos colores hay variaciones de los mismos, cada uno desde su gama más clara o más oscura, variando así el significado. También es importante destacar que los colores del aura de las personas pueden variar hasta en un mismo día, semana o época, dependiendo del estado emocional en el que se encuentren.

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