Independientemente de la cultura a la que pertenezcamos, somos sensibles a ciertos patrones geométricos que se repiten constantemente en la naturaleza, pues todos los cuerpos del universo tienen una forma geométrica. Podemos reconocer estos patrones y les consideramos estéticos y armoniosos pese a las modas y diferencias culturales entre una sociedad y otra.
Muchas sociedades antiguas no sólo lograron advertir estos patrones geométricos, sino que también hallaron en ellos la huella de un diseño del universo, y buscaron emularlo en sus creaciones. Así, a estos patrones geométricos se les dio un carácter sagrado puesto que parecían obedecer al diseño inteligente de la creación; al orden subyacente presente en el universo. Así, pues, civilizaciones tan antiguas como la egipcia, la griega, la romana o la mesopotámica, incorporaron la geometría sagrada en su arquitectura con connotaciones mágico religiosas.
La escuela pitagórica y la geometría sagrada
Quizás fue Pitágoras, uno de los más grandes maestros de la geometría sagrada. Para Pitágoras -fundador de la Escuela de los misterios de Crotona- las matemáticas eran sagradas por cuanto el mundo se ordenaba a través de patrones matemáticos. Pese el hermetismo y el carácter religioso de su escuela, Pitágoras ayudó a sentar las bases de la ciencia moderna.
La geometría sagrada en la naturaleza
Resulta enigmática la manera en que ciertas figuras geométricas se repiten una y otra vez en la naturaleza. Estás intrigantes figuras -las cuales han fungido como símbolos sagrados durante milenios-, parecen esconder los secretos del macrocosmos y del microcosmos.
Los hexágonos de los panales de abeja, las espirales de las conchas de caracol, los fractales de los copos de nieve y aún las galaxias, son ejemplos de estas figuras. No obstante, a nivel molecular, muy lejos de la percepción de nuestros sentidos, también se repiten estos patrones.
Espacio geométrico y vibración
La geometría es algo más que bonitas figuras abstractas. Antes bien, la geometría, desde una noción prístina del término, constituye el estudio de los patrones de los objetos de la naturaleza vistos como figuras en el espacio. En efecto, el término geometría se compone de las palabras griegas geo, que significa tierra, y metría que quiere decir medición.
Ahora bien, en el universo todo vibra a una determinada frecuencia puesto que todo es energía. Los elementos que vibran, como las ondas, las partículas o los planetas, realizan trayectorias que describen figuras geométricas. Por otra parte, aquellas estructuras que emergen de la unión de distintos elementos interactuando forman también estructuras geométricas. Dicho de otro modo, los objetos, constituidos por moléculas y átomos que se encuentran en constante vibración, generan formas geométricas emergentes cuando se relacionan entre sí. De aquí la estrecha relación entre la energía, las vibraciones y las figuras geométricas como dimensiones constitutivas del universo.
En resumen, las distintas vibraciones forman figuras geométricas, esto es, determinados órdenes estructurales que tienden a generar patrones geométricos.
Serie de Fibonacci y proporción áurea
Si bien existen muchos patrones de geometría sagrada que se repiten en la naturaleza como el círculo, el toroide, la flor de la vida, el árbol de la vida y la vesica piscis una de las más curiosas expresiones de la geometría sagrada es la proporción áurea.
Nuestra mente tiene una particular sensibilidad para detectar la proporción áurea (también conocida como razón áurea). Si bien la noción de armonía del espacio (asociada a la noción de belleza) es un constructo cultural que obedece a patrones estéticos, existe un común denominador entre las diferentes culturas en materia estética. Este común denominador no es otro que la proporción áurea. Por consiguiente, no es extraño que la razón áurea se repita en aquellas creaciones humanas que consideramos estéticamente armoniosas alrededor del mundo, y a lo largo de la historia.
Número áureo y geometría sagrada
La geometría sagrada es una expresión del orden subyacente y holístico del todo del universo. Ese orden que se mantiene en constante movimiento y que interactúa con la tendencia a la entropía. La razón áurea es, pues, una de las manifestaciones de este orden al que conocemos como geometría sagrada.
La razón áurea guarda relación con una serie numérica infinita conocida como serie de Fibonacci, descubierta por Leonardo Pisano en la Edad Media. En esta serie, cada número es el resultado de la suma de los dos anteriores (1,1,2,3,5,8,13,21…). Por curioso que parezca, al dividir cada número de la serie entre el que le antecede, el resultado se aproxima cada vez más a un misterioso número conocido como el número áureo (1,618033).
En la imagen, se puede apreciar la razón áurea en la relación entre los cuadrados y rectángulos contiguos. La división entre el cuadro (a) y el rectángulo que forman (a) y (b) unidos, es igual a la proporción entre (a) y el rectángulo (b) y, a su vez, da como resultado el número áureo 1,618033.
Si se le da a los lados de los rectángulos y de los cuadrados antes citados las medidas de Fibonacci (ya sea en centímetros, metros o cualquier medida), el resultado es la proporción áurea (1.618033).
Por otro lado, al unir los vértices internos de cada cuadrado, se obtiene una espiral dorada, la cual, no sólo se encuentra en el arte, sino que también, es muy común en la naturaleza.
Todas estas curiosidades matemáticas, dan cuenta de un orden subyacente en la naturaleza de energía organizada geométricamente.
Sólidos platónicos
Los sólidos platónicos, son figuras geométricas sagradas tridimensionales (cuerpos geométricos) en cuyos vértices o esquinas convergen el mismo número de caras, formando a su vez ángulos. En estas figuras, para decirlo de manera sucinta, cada elemento (vértices, lados, ángulos) son iguales entre sí.
La sensibilidad de las culturas antiguas a estas figuras se refleja en grandes monumentos como las pirámides Egipcias de Giza, las cuales, además de ser monumentos funerarios fastuosos, se les atribuían propiedades curativas como centros de canalización de las energías.
Asimismo, estás figuras de la geometría sagrada son utilizadas para la sanación holográfica. A estos efecto, la geometría sagrada, en tanto que orden, es considerada necesaria para el proceso de sanación.
Los cinco sólidos platónicos son el tetraedro, el hexaedro, el octaedro, dodecaedro y el icosaedro. Cada uno de estos sólidos se puede utilizar en terapias holísticas para armonizar la energía de los chakras y además cada uno está relacionado con un elemento. El tetraedro al del plexo solar y al fuego, el hexaedro al chakra raíz y a la tierra, el octaedro al cardíaco y al elemento agua, el icosaedro al chakra del sacro y al agua, y el dodecaedro al chakra garganta y al eter.
Geometría sagrada y armonización integral de nuestras vidas
La geometría sagrada, puede utilizarse para armonizar los espacios, los cuales -dada nuestra relación eco-sistémica con el ambiente-, generan un efecto indirecto positivo sobre nuestro bienestar. Asimismo, junto a la cromoterapia, es útil también para armonizar nuestros chakras.
En síntesis, la geometría sagrada es algo más que una rareza matemática abstracta, forma parte del orden energético que rige al universo. Así, más allá de nuestra curiosidad natural por develar e interrogar a la naturaleza para interpretar y comprender nuestras percepciones de los fenómenos naturales, el estudio de la geometría sagrada ha permitido desarrollar una herramienta sumamente útil para la sanación y el bienestar integral.
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buen dia me gustaria ver o saber sobre las figuras geometricas para sanacion y para el bienestar material como la energia del dinero, gracias.
Remberto, si buscas en internet por “Sólidos platónicos” puedes encontrar no sólo imágenes, sino también información al respecto. Espero te sea de utilidad.