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¿Estamos conectados a todos los seres sintientes de alguna manera? ¿Qué relación hay entre nosotros, nuestra conciencia y el resto de formas de vida? En el siguiente artículo, se abordará la unidad de toda la vida en el universo como un principio holístico y ley universal.

El holismo, una filosofía y aproximación a la realidad

El holismo es una posición filosófica que se remonta a los antiguos filósofos griegos como Aristóteles. En su forma moderna, el holismo es una corriente filosófica o metafísica de que un sistema y sus propiedades deben verse como un todo, en lugar de dividirlos en partes. Asimismo, en la aproximación holística a la realidad, las partes deben comprenderse desde el todo y no de manera aislada, siendo que el todo es algo más que la suma de sus partes.

La aproximación holística a la realidad, ha dado cabida a la aproximación holística del ser humano y de su sanación como ser integral y parte de un ecosistema que le alberga y le conecta con el todo universal. La idea de que somos energía en constante movimiento, en su forma material, mental, emocional y espiritual, es el hilo conductor con el resto de estructuras complejas del universo, las cuales, también son energía -habida cuenta de que todo en el universo es energía.

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La unidad de la vida en biología

La unidad de la vida, es un concepto básico del holismo usado en biología, el cual, establece que todos los organismos vivos y sus interacciones con los componentes no vivos de su entorno forman una red compleja de relaciones: son sistemas en permanente interacción e intercambio energético.

La vida desde un enfoque holístico

La vida es un gran misterio para la ciencia, ¿por qué surgió? ¿Hay vida en otros planetas? ¿Es la conciencia humana única en el universo? todas son preguntas que podría hacerse un niño, pero que llevan años intrigando a los científicos del planeta y que a hoy no han podido comprobar científicamente. La ocurrencia de la vida en la Tierra ha sido catalogada por algunos científicos de milagro, dado que atañe a la estructuración de átomos y moléculas de una manera especial para formar la vida. Dicha estructuración es muy rara en el universo, pues la mayoría de las estructuras que conocemos, dan lugar a materia inorgánica.

Pero el ser humano es aún más complejo, pues su cerebro es el universo consciente mirándose así mismo desde múltiples perspectivas. El milagro del cerebro humano, su capacidad de libertad de pensamientos, es el vehículo para la evolución de la conciencia y sugiere un diseño inteligente en el universo, tanto como la razón aurea y otras constantes y patrones a los que somos sensibles, aún sin saber nada de matemáticas, pues impactan nuestros sentidos.

La química también hizo posible comprender con mayor claridad y precisión la estructura y los procesos de la vida, en los que los materiales orgánicos e inorgánicos juegan un papel importante en su existencia. El carbono, presente en todas las formas de vida, tiene la capacidad de formar enlaces con otros elementos, lo que constituye uno de los elementos básicos de la vida en la Tierra.

En 1828, el químico alemán Friedrich Wohler pudo extraer cianato de amonio (un compuesto inorgánico) a partir de un experimento sintético de urea (un compuesto de origen orgánico), que demostró que los compuestos de carbono pueden tener un origen inorgánico. Así, quedó claro que incluso en los procesos químicos más complejos existe una conexión entre diferentes sistemas como un todo para crear la estructura de la vida. Pero va más allá: el agua, esencial para la vida, sales como el cloruro de sodio (sal común), y muchos otros componentes son compuestos inorgánicos que se encuentran en todas las formas de vida. Por lo tanto, la conexión entre la materia inorgánica y las estructuras orgánicas (organismos) se produce a nivel molecular. A nivel energético, tanto la materia orgánica como la inorgánica están compuestas de átomos y partículas.

La vida es, pues, una forma especial de organización de estos valiosos elementos, algunos de los cuales pertenecen también a la materia inorgánica. Por lo tanto, la diferencia entre química orgánica e inorgánica se refiere a la estructura organizativa de los elementos químicos en la Tierra (y gran parte del universo).

Así se puede afirmar que todos los sistemas a los que pertenecemos -física, mental, social o espiritualmente- deben ser estudiados como parte de una filosofía completa, como un sistema multifacético. El todo universal del cual la vida es una parte, tal como lo concibe el holismo.

El todo y sus partes desde el holismo

Somos parte del todo universal, estamos conectados a toda la vida e incluso a la materia inorgánica en un entramado universal gobernado por leyes físicas y espirituales que se expresan en energías. El holismo como aproximación a la realidad, nos proporciona una forma de investigar y de abordar los problemas y la sanación distinta a la impronta de la ciencia médica occidental.

Desde una visión integral del ser humano, no se puede curar una enfermedad sin tomar en cuenta el entorno en donde se ha generado, la sociedad y el ecosistema, pues estamos indefectiblemente conectados con la naturaleza y el universo. La visión parcializada de la enfermedad, es muy eficaz para la sanación del cuerpo biológico, pero no logra conectar con las causas profundas de la enfermedad, las cuales, son siempre holísticas o se pueden entender así. Hay un sinnúmero de enfermedades causadas por nuestra forma de vida moderna, y, las recomendaciones y técnicas médicas para remediar la enfermedad, parecen un paliativo pero que no elimina las causas subyacentes que las han generado (hábitos de pensamiento, emociones, creencias, costumbres incorporadas desde la infancia que involucran hasta la forma en cómo nos alimentamos). Bajo este orden de ideas, el hilo conductor entre la aproximación holística a la sanación y la medicina preventiva es muy claro, se trata de incorporar hábitos saludables para sanar de manera integral y prevenir la enfermedad antes que curarla cuando aparezca. Asimismo, la sanación, una vez se han expresado síntomas de malestar de cualquier índole, debe ser integral, pues somos energía, materia y espíritu.

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