La existencia de civilizaciones avanzadas espiritual y tecnológicamente no es ajena a muchas creencias alrededor del mundo. Bajo este orden de ideas, en el libro de Drunvalo Melchiezedek, “El antiguo secreto de la Flor de la vida” se narra la existencia de un continente perdido que le sería revelado al autor por Thoth, una entidad inmortal cuyo origen se encuentra en la Atlántida.
En los siguientes párrafos se hablará sobre el enigmático continente de Lemuria y sus habitantes. ¿Quiénes eran estos? ¿Qué relación tienen con nosotros?
¿Cómo era Lemuria?
Según D. Melchiezedek,”no era una masa sólida, sino una serie de miles de islas que estaban vinculadas muy cerca”. Algunas de ellas eran grandes, algunas pequeñas (…). Era como un continente que estaba escasamente sobre el agua, un continente de agua”.
Lemuria sería, pues, un continente ya desaparecido al haberse hundido en el océano y, según se describe en el libro antes mencionado, su existencia explica el porqué de la similitud entre la flora, la fauna y la geografía de lugares tan distantes como Hawái y la isla de la Pascua, pues ambas, pertenecían al continente perdido.
Los humanos en Lemuria
Según la revelación de Thoth -mensajero de sabiduría egipcio que más tarde sería conocido como Hermes en la tradición Griega-, Lemuria sería un lugar de evolución espiritual habitado por humanos de una clase muy distinta a la actual.
En Lemuria, el ser humano llegó a experimentar cambios físicos y a desarrollar capacidades psíquicas asombrosas. No obstante, la evolución espiritual sería interrumpida por el cataclismo para el que se venían preparando los Naakal, que era el nombre de los habitantes de Lemuria según el relato de Drunvalo.
Los seres humanos, permanecieron en Lemuria entre 65 mil a 70 mil años. En palabras de Melchizedek: “mientas estuvimos en Lemuria fuimos felices. Tuvimos muy pocos problemas. Nos estábamos acelerando a través de nuestro sendero evolutivo y nos desempeñábamos muy bien”.
El fin de Lemuria y la escuela de los misterios de Naakal
Los Naakal fundaron la primera escuela de los misterios, con formas psíquicas de tantrismo y otros métodos de conexión espiritual con los demás. Luego de este tiempo, los Naakal emigrarían a la Atlántida y replicarían allí su centro de desarrollo espiritual y de evolución de la conciencia humana. Su propósito, señala Drunvalo, “era dar nacimiento a una nueva conciencia con base a la que habían aprendido en Lemuria”.
Antes del hundimiento de Lemuria, los Naakal habían instruido a aproximadamente 1000 seres humanos y cerca de 333 familias en sus conocimientos avanzados. Como los Naakal habían pronosticado y precisado con exactitud el final del continente, se habían preparado con antelación para escapar del desastre. Así, pues, cuando Lemuria finalmente se hundió, ya habían abandonado el lugar. Los Naakal se habían esparcido por diversos parajes terrestres, incluyendo latitudes tan distantes como América central y el Monte Shasta.
Gran parte del conocimiento de esta civilización que había desarrollado una capacidad psíquica y un nivel de consciencia elevado, sería legado a la posteridad a través de Thoth y otros mensajeros inmortales. El enigma sobre Lemuria continúa, en tanto que el hilo conductor entre los saberes de diferentes culturas y civilizaciones puede arrojar pistas sobre el papel de los habitantes de Lemuria en la evolución de la consciencia humana.
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