La Isla de Pascua, se encuentra lejos de cualquier lugar habitado por el ser humano. Es, dicho de otro modo, uno de los lugares más remotos del mundo, lejos de todo aquello que solemos denominar como civilización.
Esta Isla se encuentra a 3700 kilómetros de Caldera, una ciudad chilena de la región de Atacama (región a la que también pertenece la Isla). Así, pues, la Isla de Pascua, pese a la enorme distancia que le separa del continente americano, es territorio chileno.
Polinesios y mesoamericanos: el misterio de los viajeros de ultramar
La Isla de Pascua es un paraje natural mágico, cargado de energía y exotismo; un lugar para conectar. Asimismo, esta Isla ubicada en medio del Océano Pacífico, entraña misterios que aún hoy son motivo de controversias y debates tanto a nivel académico, como en el saber popular.
Uno de estos debates es sin duda el de su relación con las civilizaciones mesoamericanas. Hasta hace poco se creía que no existía ningún nexo entre los Rapanui -los habitantes nativos de la isla-, y los primeros pobladores de América. No obstante, análisis del ADN mitocondrial, han encontrado que, en efecto, hubo un flujo migratorio desde la polinesia a América. De este modo, los primeros habitantes del continente americano no sólo provenían de Eurasia (habiendo cruzado por el estrecho de Bering) sino que también emigraron de la polinesia diseminándose por el continente americano desde el Sur.
Sin embargo, el misterio no acaba allí. No se sabe cómo pudieron los habitantes de la Isla de Pascua navegar hasta el continente americano, puesto que -aún contando con suficientes medios técnicos de navegación para surcar el pacífico-, las corrientes no son favorables para tal proeza. No obstante, el ADN mitocondrial no miente, y el misterio sigue en pie.
Gigantes de piedra
Los moais, son quizás los elementos más intrigantes de la Isla de Pascua. Estas extrañas figuras de enormes magnitudes construidas en piedra (lava volcánica) presentan rasgos antropomórficos a modo de gigantes de piedra. Los moais miden en promedio unos 4 metros de altura, y su peso ronda las cinco toneladas. Sin embargo, hay unos de hasta 10 metros, que llegan a pesar más de 10 toneladas.
Estas colosales esculturas que impactan a todo aquel que las contempla, se yerguen como testigos silenciosos de los misterios que esconde la Isla de la Pascua. Magia y misticismo envuelven a este extraño paraje de la tierra.
Los moais -según lo han expresado multitud de turistas y viajeros desde el siglo XIX- son hipnotizantes. ¿quiénes los construyeron?¿cómo lo hicieron?¿qué funciones cumplían dentro de la cultura rapanui? Son todas preguntas sin una respuesta clara que orbitan sobre la Isla de Pascua, además de intrigar a arqueólogos e historiadores por igual.
Los Rapanui y los moais
La palabra moai, del rapanui, traduce como “el rostro vivo de nuestros ancestros”. La palabra, en sí misma, es elocuente. Para la cultura rapanui los no vivos poseen “mana”, una energía capaz de proteger sus cosechas, a los animales, su modo de vida y a la tierra entera. De este modo, dentro de sus mitos, se cree que los moais son canalizadores del mana (la energía) distribuyéndola alrededor de la Isla. En total, se han encontrado 900 moais en la isla, todos en diferentes posiciones. No se sabe a ciencia cierta que pudo haber determinado su orientación. De hecho, hay un grupo de 400 moais en la cantera del volcán inactivo conocido como Ranu Raraku, que miran hacia el mar. Podríamos interpretar que estos gigantes miran al mar como canalizando hacia el océano la energía que pudiera surgir de una erupción. En tanto que existe un grupo de 164 moais que forman un círculo alrededor de la isla dándole la espalda al mar, podríamos intuir que este grupo está protegiendo y de algún modo distribuyendo armoniosamente la energía de vida en la isla. El resto de los moais se encuentran dispersos alrededor de la isla.
Las tradiciones mágico-religiosas rapanui han dado lugar a algunas hipótesis con respecto a los moais. Quizás, estos gigantes de piedra son representaciones de mandatarios o personajes célebres de antaño dentro de esta sociedad. Es decir, además de canalizadores energéticos son, a la vez, monumentos funerarios.
Energía universal
Quizás entender los mitos rapanui, desde nuestra perspectiva occidental puede ser algo difícil e impreciso. Sin embargo, podemos acercarnos a sus creencias fundamentales, pues en último término dichos mitos comportan una forma de representar la naturaleza, los flujos de energía y los ciclos vitales. Los moais son instrumentos del mana. En tanto que el mana es, para los rapanui, poder espiritual, protección y energía. Representa su conexión con la naturaleza y con el todo; forman parte de su cosmovisión.
Saberes ancestrales y cosmovisión rapanui
El universo, ese infinito misterio que se abre ante la curiosa mirada de la humanidad en busca de respuestas a las sempiternas preguntas ¿estamos solos? ¿fueron nuestras culturas protegidas por civilizaciones extraterrestres? ¿acaso nos observan?
Quizás, con tan solo virar la mirada para observar el pasado con cierta deferencia, encontraremos respuestas a estas preguntas que se levantan ante nosotros como símbolos de que somos parte de un todo universal del que formamos parte de manera indefectible. La sabiduría que esconden los moais es, pues, la de una cultura cuyos saberes ancestrales pueden encontrarse en muchas otras culturas bajo distintos nombres, mitos y construcciones que, en último término, hablan de lo mismo, puesto que estamos unidos energéticamente con la naturaleza y el cosmos.
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