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La familia, constituye uno de los círculos sociales y afectivos más estrechos de todo ser humano. Además de ser el primer lugar de socialización. Es decir, donde se inculcan los valores y creencias de las personas y donde tiene lugar la infancia, momento crucial para el desarrollo del carácter y, por consiguiente, de las neurosis. Por esta razón, cualquier hábito que contribuya a mejorar la armonía familiar redundará, pues, en el bienestar de cada uno de sus miembros y, por tanto, de la sociedad.

Familia que medita unida, permanece unida

La meditación reporta un sinnúmero de beneficios individuales, pero ¿qué hay de los beneficios de llevar esta práctica a un nivel grupal? Habida cuenta de que un grupo es algo más que la suma de sus miembros -siguiendo la impronta gestálica que afirma que el todo es algo más que la suma de sus partes-, se tiene que de un grupo de meditadores podrían esperarse resultados distintos a nivel de armonía y bienestar grupal, que en un grupo en el que sólo pocos mediten de manera aislada. A este respecto, se puede afirmar que no existe mejor grupo que la familia para disfrutar de los resultados de extender la meditación a un grupo de personas.

meditación

En efecto, las actividades familiares -dentro del conjunto de las relaciones sociales-, son saludables, en tanto que el aislamiento, puede comportar prejuicios para la salud, correlacionándose con bajos niveles de percepción subjetiva de la felicidad y el bienestar según diversos estudios.

Meditación como hábito saludable

Las familias, según la cultura a la que se pertenezca, tienen diferentes rituales y hábitos grupales convertidos en rutinas diarias que llevan a cabo en conjunto. Así, pues, por ejemplo, para muchas familias la reunión en la comida es un lugar idóneo para compartir experiencias de vida y estrechar lazos familiares. En tanto que para otras familias, en el seno de diversos grupos sociales, hábitos como el de rezar juntos involucra -más allá de las creencias religiosas de cada unidad familiar-, el reforzamiento de los lazos y valores familiares de unión y solidaridad.
Bajo este orden de ideas, inculcar en las familias el hábito de meditar, desde una visión que bien pudiera ser secular, puesto que la meditación incluye cualquier tipo de creencia, es una gran idea para fortalecer la armonía y el bienestar de la familia, a la vez que se refuerzan los lazos de unión y solidaridad en el seno del grupo familiar.

Imaginación y creatividad: las claves para enseñar a los niños a meditar

meditación familiarNo podemos hablar de meditación familiar sin dejar de incluir un apartado sobre los beneficios y desafíos de enseñar a meditar a los niños. Actualmente, existen diversas formas de familias siendo la nuclear (madre, padre e hijos) tan sólo una forma. Pese a las diferencias culturales, todas las formas de familia involucran por definición la crianza y, por tanto, la incorporación de hábitos, tradiciones y costumbres en el niño, dentro del proceso de aprendizaje y socialización inicial. En efecto, en muchos países orientales, la meditación se incorpora como un hábito desde la infancia.

Por otro lado, los beneficios de la meditación en adultos han sido demostrados por diversos estudios científicos, siendo, de hecho, una actividad considerada fundamentalmente para adultos. No obstante, esta visión recién ha empezado a cambiar en occidente, pues existe un interés creciente en enseñar a los niños a meditar, tal como sucede en las culturas orientales. A este respecto, que mejor lugar que el hogar para dar los primeros pasos en tan beneficiosa práctica.

Inculcar en los niños el hábito de meditar puede traerles múltiples beneficios tanto en su infancia como en su vida adulta. Es, dicho de otro modo, uno de los mejores regalos que les podemos brindar tanto a los niños, como a toda la familia.
Tal vez parezca que los niños son demasiado inquietos o dispersos como para intentar enseñarles a mantener la concentración por un rato en algo, en tanto que sólo les interesa jugar. No obstante, los niños tienen la capacidad natural de encontrar momentos de atención plena, además de una insaciable curiosidad por aprender cosas nuevas y explorar. De hecho, hasta cierta edad, es normal verlos vivir en el aquí y en el ahora sin preocuparse por el futuro, o añorar el pasado.

El juego como estrategia de enseñanza de la meditación

Los juegos,  son estrategias pedagógicas ideales para vincular el hábito de meditar en los niños de manera didáctica. Para este propósito, se recomienda utilizar recursos narrativos. Podemos invitar al niño a imaginarse una escena en la cual deba concentrar su atención. Por ejemplo, imaginarse el oleaje de una playa, o una gota de agua que va llenando un vaso. Estos elementos narrativos pueden ser un buen punto de partida para guiar a los niños hacia la meditación. También podríamos jugar a que observamos como sube y baja nuestro abdomen al respirar. Otra cosa que les gusta mucho a los niños es pintar, por lo tanto, dibujar un mandala grande entre todos los miembros de la familia seguramente les gustará mucho.

meditación juegoEn todo caso, podemos integrar a los niños en la práctica de la meditación en familia muy fácilmente de una manera divertida que se pueda transformar en un juego.

Constancia en la práctica. Las claves para aprender a meditar

La meditación en familia ayuda a desarrollar los potenciales individuales y por lo tanto, se aprende a apreciar las cualidades de cada uno de los miembros de la familia.Un secreto de la formación del hábito de meditar está en la constancia. Por lo tanto, si nos decidimos a entrar en esta rutina como familia, es importante hacerlo periódicamente como parte de una actividad familiar divertida y tranquila.
Podemos concluir, que la meditación en familia es una herramienta muy valiosa para mantener a la familia unida en torno a una actividad común que generará armonía y buena energía.

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