WeCreativez WhatsApp Support
Estoy aquí para resolver todas tus dudas. ¡Pregúntame lo que quieras!
¿Cómo puedo ayudarte?

La paz interior está muy asociada a la espiritualidad. Los niños, al igual que los adultos, pueden diferir mucho en sus niveles de espiritualidad. No obstante, todos pueden llegar a conectar con aspectos espirituales y el niño, siempre está explorando su espiritualidad mediante su curiosidad innata.

La espiritualidad en los niños es un tema que ha despertado el interés de muchos padres, educadores y psicólogos. La espiritualidad se puede definir como la capacidad de trascender lo material y lo cotidiano, de conectar con lo sagrado y lo trascendente, de buscar un sentido y un propósito a la vida, y de experimentar valores como el amor, la compasión, la gratitud y la esperanza. También puede ser visto como el proceso de evolución de la conciencia en este plano de la existencia.

Los niños tienen una natural inclinación a la espiritualidad, ya que son curiosos, imaginativos, creativos y sensibles, y mientras más pequeños, están más libres de miedos y condicionamientos. Además, todavía conservan su intuición y su sabiduría innata para poder saber que es lo que necesitan para estar sanos y felices. Los niños pueden expresar su espiritualidad de diversas formas, como a través de la oración, la meditación, el arte, la música, la naturaleza, las relaciones o las preguntas existenciales.

Cultivar la espiritualidad y la paz interior van, pues, de la mano. Los niños pueden cultivar su paz interior, la cual, no solo contribuirá a su evolución espiritual, sino que también tendrán una vida adulta más plena y satisfactoria.

A este respecto, aquí se abordará brevemente ¿Cómo cultivar la paz en el niño? ¿Qué pueden decirnos las terapias alternativas y holísticas sobre este tema tan delicado como la infancia?

El niño, una tabula rasa

Antes de hablar de si los niños pueden cultivar la paz interior y la felicidad, es necesario derribar algunos mitos sobre la niñez; el niño no es feliz ni está en paz solo por el hecho de ser niño. Si bien está predispuesto a la alegría, su integridad psicológica puede ser fácilmente perturbada. Por consiguiente, el niño requiere protección también a nivel mental y holístico. En muchas etnias de pocos miembros, al niño lo protege toda la comunidad, pues se reconoce el impacto de la niñez en la vida adulta. La sensación de seguridad y la autoestima del niño, es parte de esta paz interior, todo esto se articula con el afecto. Algunos estudios señalan que el afecto es tan importante que incide en las capacidades cognitivas del niño, en su capacidad de aprendizaje. El niño, en cierta forma, es una esponja para los problemas de su familia y de su comunidad.

Así pues, Los niños pueden sufrir de estrés, depresión, pueden estar intranquilos y verse fuertemente afectados por eventos. Las marcas que eventos traumáticos dejan en la niñez suelen acompañar al adulto de por vida y salen a relucir en procesos de terapia o de profunda introspección. El niño no es feliz o tiene paz interior por su estadio infantil, antes bien, tiene una paz muy vulnerable, no obstante que es una tabula rasa o un lago cristalino y calmo que puede verse perturbado.

La necesidad de proteger la infancia

La protección de la infancia es un deber y una obligación por parte de toda la sociedad. Las sociedades más evolucionadas espiritualmente, saben proteger la infancia, en tanto que toda vez que se mira explotación infantil o cualquier tipo de maltrato a la niña, el niño o el adolescente, estamos hablando de una muy baja vibración energética con su consiguiente efecto negativo en la sociedad. El maltrato al niño, se yergue, pues, como un círculo vicioso.

Visión de los grandes maestros espirituales sobre la niñez

Es bien conocido el pasaje del maestro Jesús, en el cual, invita a los niños a acercarse a él. Es un llamado a acercar al ser humano a la espiritualidad desde la temprana infancia. O, dicho de otro modo, implica la necesidad de no alejar al niño de su dimensión espiritual innata, la cual, va más allá de los rituales y las tradiciones que poco o nada entiende el niño. Antes bien, se trata de proteger la niñez a nivel holístico, reconociendo que el niño es como una esponja que absorbe todo a su alrededor.

En efecto, el acercamiento del niño a la espiritualidad suele ser muy doctrinante. A este respecto, Buda señala “Los niños están abiertos al aprendizaje, pero no debemos darles ideas preconcebidas, sino las bases para que ellos mismos generen su juicio”.

Incentivar la espiritualidad: adultos más sanos y plenos en la vida, seres más empáticos

La espiritualidad en los niños puede tener múltiples beneficios para su desarrollo integral, como por ejemplo
● Favorecer su autoestima, su identidad y su sentido de pertenencia.
● Estimular su inteligencia emocional, su empatía y su resiliencia.
● Fomentar su pensamiento crítico, su creatividad y su capacidad de asombro.
● Enriquecer su cultura, su ética y sus valores.

La espiritualidad en los niños no debe confundirse con la religión, aunque pueden estar relacionadas. La religión es una forma específica de expresar la espiritualidad, basada en un conjunto de creencias, ritos y normas compartidas por una comunidad. La religión puede ser una fuente de apoyo y orientación para los niños, pero también puede generar conflictos o confusiones si no se respeta su libertad y su diversidad.

Los adultos pueden acompañar y estimular la espiritualidad en los niños de diferentes maneras, como por ejemplo:
● Escucharlos con atención y respeto, sin juzgarlos ni imponerles sus ideas.
● Animarlos a expresar sus sentimientos, sus dudas y sus sueños.
● Ofrecerles espacios de silencio, reflexión y contemplación.
● Compartir con ellos experiencias significativas, como leer un cuento, visitar un lugar sagrado, pasear por la naturaleza o celebrar una fiesta.
● Facilitarles recursos para explorar su espiritualidad, como libros, películas, juegos o canciones.
● Iniciarlos en actividades como clases de yoga, meditación o reiki.

La espiritualidad en los niños es un regalo que debemos cuidar y valorar. Es una fuente de alegría, de paz y de esperanza para ellos y para nosotros.

¿Cómo ayudar al niño a cultivar la paz interior?

El niño puede cultivar y fortalecer su paz interior, primero, sintiéndose querido y protegido por su grupo. Así cómo el niño aprende el lenguaje por imitación, aprende todo de cuanto le rodea. De este modo, si tu vida es tranquila, pacífica y armoniosa, es probable que el niño absorba mucho de esto y le acompañe de por vida en su adultez. Si las prácticas tales como la meditación, el Yoga o el Reiki te han aportado paz interior, esta irradiará a tu hogar. ¿Debe el niño acercarse a las terapias alternativas? La respuesta es sí, el niño puede acercarse a estas terapias de una manera lúdica. Invítalo a jugar, acércalo a la filosofía holística poco a poco, haciéndole desarrollar empatía por los demás seres sintientes. Una mascota, por ejemplo, no solo es un miembro de la familia, es la aproximación de muchos niños a la empatía por las demás criaturas que coexisten con nosotros. Les da su primer sentido de responsabilidad y satisfacción por nutrir a otro ser.

El niño debe aproximarse a las prácticas holísticas con mucho equilibrio. Las terapias alternativas son prácticas y, como tales, son bastante flexibles en el sentido de que soportan todas las creencias holísticas de una manera sincrética y tolerante. Más que encontrar la verdad absoluta, las terapias holísticas se centran mucho en los efectos beneficiosos de las prácticas espirituales, con resultados palpables, muchos de ellos medidos por la ciencia.

Quizás también pueda interesarte leer: Yoga para niños como inicio de un camino espiritual