Dar las gracias por lo que nos ha dado la vida no solo tiene grandes beneficios a nivel psicológico, permitiéndonos ver las cosas en perspectiva, también desplaza energías positivas y vibraciones de alta frecuencia en nuestras vidas.
Agradecer es cargarnos de energía. Si quejarnos constantemente sin hacer nada para solucionar lo que nos aqueja nos descarga -aunque inicialmente lo veamos como un desahogo-, con la gratitud sucede lo contrario. En efecto, las personas más felices cultivan la gratitud.
El agradecimiento como estado
Más que ser agradecido y más allá del acto de agradecer, el agradecimiento es un estado vinculado a la tranquilidad y a la paz interior. Un estado interno de apertura hacia las cosas positivas que hemos cultivado para nuestras vidas, o de las que sentimos que gozamos. El agradecimiento viene acompañado del entendimiento de lo que somos, seres espirituales viviendo una experiencia física, formando parte de un todo más abarcador que el entramado de relaciones sociales que alcanzamos a ver.
Y es que existen motivos para agradecer siempre. De las cosas que damos por sentadas en nuestras vidas, muchas de ellas son realmente un lujo en otros lugares. El acceso al agua, por ejemplo, es realmente un problema en algunas regiones del mundo. De modo que el agradecimiento nos invita a ver las cosas en términos relativos, a ser más empáticos y a disminuir el ego y las comparaciones.
Pero más allá de cualquier necesidad material, agradecer implica conectarse con nuestra experiencia como seres conscientes. Agradecemos por nuestra evolución espiritual y desde nuestra evolución espiritual. Es una forma de admirar la gran pregunta de la filosofía y de la ciencia a lo largo de los años ¿por qué existimos?
Si lo entendemos como un estado en el que estamos evolucionando, agradecer por nuestra evolución espiritual implica ver lo bueno y positivo que hay en cada una de las situaciones que vivimos y con cada persona con la que interactuamos, ya que siempre hay algún tipo de aprendizaje. Así, pues, agradecer es ver las cosas en perspectiva.
Agradecimiento y perspectiva
El agradecimiento nos hace centrarnos en las cosas positivas, generando pensamientos y emociones de elevada vibración desde los que se pueden implementar acciones constructivas. También nos pone en perspectiva, por cuanto nos invita a ver lo realmente fundamental, aquello que agradecemos. Dicho de otro modo, agradecer impide que nos ahoguemos en un vaso de agua ante cualquier problema y nos invita a ver lo mejor de cada situación para sacarle provecho y crecer espiritualmente.
El solo hecho de pensar en las cosas que tienes para agradecer, ya genera una actitud positiva, frena la incesante comparación con otros y nos llena de energía de alta vibración. El estado de gratitud vibra con frecuencias similares a las del amor, la paz y la armonía.
Gratitud no es conformismo
Vivimos en una cultura en donde el éxito material se valora por encima de todas las cosas, a tal grado, que resulta redundante hablar de éxito material, basta con decir éxito. No obstante, el éxito se define como la consecución de una meta y estas metas dominantes pueden variar de una sociedad a otra, e incluso de una persona a otra. La paz y la armonía espiritual son también metas a alcanzar, unas metas más duraderas en el tiempo a diferencia de cualquier éxito material. Y, más aún, son metas vinculadas con estados elevados de felicidad, empatía y conductas prosociales. Las personas exitosas y felices en el sentido amplio de la palabra, utilizan el agradecimiento, están valorando y reconociendo constantemente lo que tienen.
A todas estas, dar las gracias es en modo alguno conformismo. Antes bien, es reconocer que formamos parte de un todo más abarcador, que pertenecemos a este entramado sistémico de energías en movimiento. Sea cual sea tu meta, el estado de agradecimiento te generará la paz mental suficiente para avanzar, teniendo también en mente el poder de la intención.
Recuerda que nuestros pensamientos producen energías, que pueden afectar nuestro organismo, nuestro campo energético y, finalmente, nuestras acciones. Quizás haya que hacer un esfuerzo adicional para desprenderse de la idea de que agradecer es conformismo, pues es una creencia muy arraigada, sin embargo, existen herramientas espirituales que nos conducen casi de manera natural a estados de gratitud y paz interior.
Reconocernos y agradecernos.
El reconocimiento comienza por uno mismo. El primer paso es valorarnos y agradecernos por lo que somos. Así, logramos proyectar esta vibración hacia los demás, y así, nos es más fácil reconocer y agradecer al otro; ver las enseñanzas y lo positivo en las situaciones que se nos van presentando en la vida. Esta apreciación y agradecimiento debe ser genuino, desde el corazón para que genere una energía especial. La meditación es una herramienta que nos ayuda, mediante la introspección, a llegar a esto. Si agradecemos lo que tenemos, estamos sembrando semillas para atraer más de eso mismo, en cambio, si nos aferramos a una actitud de queja y de constantes comparaciones, nuestras energías disminuyen.
Comenzar el día agradeciendo nos genera una gran energía para comenzar las actividades diarias y agradecer antes de dormir nos ayuda a tener un sueño tranquilo.
Cultivemos y practiquemos el agradecimiento, que no sea solo en los momentos o situaciones especiales u obvias. No demos nada por hecho y así iremos generando esa abundancia y riqueza en nuestras vidas, porque no es más rico el que más tiene si no el que se siente más abundante y comparte esa abundancia multiplicándola para sí mismo.
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