La autorrealización significa haberse conectado conscientemente con la fuente del ser. Una vez establecida la conexión, nada puede ir mal. Swami Paramananda
¿Qué es la intención?
La intención puede verse como un firme propósito unido a la decisión de alcanzar un resultado deseado, por consiguiente, la intención viene acompañada del significado y la valoración que le damos a esa meta u objetivo que deseamos alcanzar. Toda acción, aún la acción de hablar, viene precedida de una intención que desplaza energías y genera efectos tanto en nuestro interior como en nuestro entorno.
Ahora bien, como todo en el universo es vibración, nuestras intenciones no solo se expresan en acciones encaminadas a la consecución de nuestros propósitos, también se expresan en campos energéticos que irradian y afectan nuestro entorno. En todo lo que hacemos ponemos una intención, por eso y por lo que abarca, es importante ser conscientes de las intenciones que ponemos en lo que hacemos, en aquello que decimos y en lo que proyectamos a nivel energético con nuestros pensamientos y emociones.
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Las ciencias humanas tales como la psicología, la sociología y la filosofía entre otras, han indagado mucho sobre el tema de la intención y las motivaciones. Algunas motivaciones, no obstante, son inconscientes. Los procesos inconscientes que guían nuestra conducta son, de hecho, una parte fundamental de la teoría psicoanalítica desde sus albores. Estas motivaciones, pese a ser inconscientes, no dejan de generar energías y producir efectos en nuestras vidas y la de los demás.
La intención viene a ser, pues, nuestra dirección y enfoque mental hacia la consecución de alguna meta. Por consiguiente, está mediada por la palabra y los significados y valoraciones sociales, en tanto verbalizamos de algún modo nuestras metas y objetivos. Así también, la intención genera vibraciones energéticas cuya frecuencia dependerá de nuestras intenciones profundas.
Intención y vibraciones
La intención está muy unida al significado. Vivimos en un mundo de significados sociales, el cual, podría verse como un entramado de significaciones y códigos comunicables. La mayoría de los significados, son códigos que compartimos con otras personas de nuestra misma sociedad o grupo social, siendo esta la base sobre la cual es posible la comunicación. Asimismo, cada grupo valora determinadas cosas y está en contacto con determinadas maneras de concebir la convivencia. A este respecto, la intención –vista como propósito-, funge como un cristal bajo el cual se mira al mundo. Nos trazamos metas sobre cosas que deseamos y que, por consiguiente, valoramos.
Quizás convenga ilustrar la intención con algún ejemplo; alguien podría ayunar por algún motivo religioso aún si no carece de alimentos, en tanto que otra persona podría ayunar para rendir sus alimentos porque estos escasean. Ambos están ayunando (la acción), sin embargo, el primero, motivado por sus creencias religiosas, tendría una intención muy distinta al segundo que ayuna por necesidad y con menor margen de libertad.
Como se ha dicho, las intenciones generan vibraciones particulares, de modo que un halago empático y auténtico en el trabajo desencadena vibraciones distintas a un halago laboral, cuya intención sea conseguir un ascenso en forma manipulativa.
¿Dónde radica la intención?
En el universo, tal como destaca el doctor Wayne Dyer, la intención existe en todo, es intrínseca a la existencia. El propósito es una fuerza del universo y cada ser puede concebirse con un propósito. No obstante, dejar a un lado las intenciones del ego para conectar con nuestras intenciones profundas no es un trabajo fácil. A este respecto, las terapias holísticas, conducen a conectar con nuestras intenciones espirituales.
Aún los objetos que vemos como inertes tienen una intención. Crecer y desarrollarse, por ejemplo, puede ser la teleología de las flores. La intención es energía en movimiento y con dirección. Así, pues, toda estructura del universo, todos los seres y cuerpos inertes, son emanaciones de la intención.
Conectar nuestros pensamientos individuales con la mente universal
No estamos separados de nuestra intención. Y también está a nuestro alcance conectar con la intención universal, dejando a un lado propósitos más triviales. Una vez logramos conectar con la intención universal, la intención se yergue como proceso de reconocimiento del propio ser, de los deseos profundos que abrigamos y del camino hacia la elevación espiritual.
Quizás estas palabras de Aldous Huxley pueden ilustrar este punto: «El viaje espiritual no consiste en llegar a un nuevo destino en el que una persona obtiene lo que no tenía, o se convierte en lo que no es. Consiste en la disipación de la propia ignorancia sobre el ser y la vida de cada cual, y en el gradual aumento de esa comprensión que inicia el despertar espiritual. Encontrar a Dios es llegar al propio ser».
Cuando ponemos la intención en algo dirigimos la energía y la atención en una determinada dirección, le mandamos un mensaje al universo con lo que queremos y se activan los caminos, recibimos mensajes, aparecen los recursos. Es importante ser muy conscientes de la intención en cada una de nuestras acciones, es ahí donde radica el poder de la intención, en hacerla consciente.
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