La pregunta sobre la realidad ha sido uno de los grandes dilemas filosóficos de la historia. De preguntarse sobre la forma en la que conocemos y de cómo nos acercamos a la interpretación y comprensión de los fenómenos, la filosofía, pasa a preguntarse (y a veces a cuestionarse) sobre la realidad de aquello que se conoce. ¿Está la realidad en los ojos de quién la ve? ¿Podemos alterar la realidad cambiando la percepción que tenemos sobra la misma? Es aquí donde filosofía, ciencia y espiritualidad convergen, si bien bajo abordajes distintos.
La realidad detrás de la percepción. Realidad creada y realidad percibida
La pregunta sobre la realidad ha acompañado al desarrollo de la ciencia en su búsqueda de la verdad desde siempre. Desde René Descartes -quien planteaba, grosso modo, desconfiar siempre de la percepción y reivindicaba la conciencia y el pensamiento como aquello cuya realidad era incuestionable-, hasta los filósofos posmodernos que plantean una realidad inventada y socialmente construida, la realidad, ha sido problematizada y abordada desde distintas miradas que equiparan la percepción de lo real con lo verdadero. Bajo este orden de ideas, filósofos como F. Nietzche, llegaron a postular que no existían verdades sino perspectivas, con puntos de vista igualmente válidos. Y la cosa no ha terminado allí, la cuestión sobre la realidad ha seguido vigente y sigue siendo alimentada con nuevas reflexiones, descubrimientos y corrientes hasta el día de hoy como, por ejemplo, el pragmatismo de Richard Rorty, filósofo estadounidense dedicado a investigar sobre temas epistemológicos.
En el siglo XX la física dio un giro de 180 grados al indagar en el universo cuántico. La física cuántica, supuso un verdadero desafío para el paradigma newtoniano de un universo determinista. La física cuántica, postula que las partículas elementales existen a partir de ser observadas. En otras palabras, el observador, afecta la realidad observada haciendo de la realidad un concepto sutil; existe en la medida que se le mira, la existencia la da el observador por el mero acto de observar. Así pues, nuestra mente es cuántica y produce cambios en el mundo físico.
Si bien en el mundo de las partículas existe una realidad creada ¿qué sucede con la realidad social? ¿qué hay de la cultura y el imaginario colectivo? ¿Detentan una realidad propia?
Una realidad creada por todos. La realidad social
La cultura es, en sí misma, un entramado simbólico de conceptos y categorías a través de las cuales observamos el mundo y, en consecuencia, influye y a veces determina la forma en la que actuamos sobre él, pues a nuestros actos les precede el pensamiento (aún cuando lo que hacemos este arraigado en la tradición y en las creencias). Por lo tanto, el pensamiento se cristaliza muchas veces en acciones que realizamos de manera automática. De este modo, le damos sentido y significado a lo que decimos y a lo que hacemos, aún cuando pueda estar ritualizado.
El sentido común asume que la realidad puede ser descubierta y que una realidad inventada no es una auténtica realidad. Contrario a esta postura, el constructivismo -una corriente de pensamiento de las ciencias sociales y humanas-, parte de la premisa de que toda la realidad es una construcción social. La realidad creada, sin embargo, es tan real como los fenómenos físicos, es una realidad que nos modela en el proceso de socialización, en el cual, aprendemos de la cultura en la que vivimoms inmersos y la internalizamos.
Hay estudios que avalan que, en efecto, existen sesgos cognitivos vinculados a nuestras creencias que nos hacen ver solo aquello para lo que estamos entrenados a ver. Nuestra mente discrimina entre aspectos de la realidad que no estamos entrenados a reconocer. De este modo, vemos el mundo a través del cristal de nuestras creencias y, más propiamente, de nuestra cultura. Esta es, pues, la realidad creaa por todos, una realidad intersubjetiva.
La psicología Gestalt, por otra parte, tiene un enfoque interesante sobre la realidad pues esboza que la perspectiva desde la cual se mira la realidad da lugar a diferentes realidades y percepciones igualmente verdaderas y válidas que modelan el mundo social. En otras palabras, existen diferentes miradas igualmente ciertas sobre un mismo asunto dependiendo desde donde se le mire. Por esto, el acto de empatía, esa capacidad de ponerse en los zapatos ajenos es, en cierta manera, un ejercicio de Gestalt.
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Espiritualidad, holismo y realidad creada ¿por qué es importante vigilar nuestros pensamientos?
La pregunta sobre la realidad no es ajena a las corrientes espirituales. En el budismo y el hinduismo, por ejemplo, la realidad que percibimos -las cosas que aparecen ante nosotros, o realidad fenoménica- es ilusoria.
Joe Dispenza, científico que ha dedicado la mayor parte de su carrera a indagar sobre el poder de la mente sobre la realidad desde el punto de vista cuántico y bioquímico, ratifica las creencias holísticas que fundamentan muchas prácticas de medicina alternativa alrededor del mundo. Desde la física, no cabe duda de que somos energía, la materia es energía que se transforma y, nuestros pensamientos, también son energía; vibran a una determinada frecuencia y pueden afectar por si mismos la realidad en la que vivimos.
Existe, pues, un lugar común entre los diferentes enfoques anteriormente abordados; debemos vigilar la calidad de nuestros pensamientos y hacer un análisis de nuestras creencias toda vez que estas –al pasar usualmente desapercibidas- pueden afectarnos negativamente.
Nuestra realidad puede mejorar al cambiar nuestra percepción sobre esta y sobre nosotros mismos. Esto es determinante en la forma como abordamos las circunstancias y contingencias del día a día. Nuestra capacidad de dar significado a las cosas y revestir de contenido a nuestros pensamientos y propósitos es un punto de apoyo para el desarrollo personal. A propósito de esto, hay prácticas espirituales como la meditación que promueven el pensamiento introspectivo necesario para repensar nuestra realidad si es necesario.
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Como conclusión
Vigilar la calidad de los pensamientos involucra entrenar la mente. Existen prácticas para lograr esto y están al alcance de todos. Aunque quizás el primer paso, el de probar y verificar los resultados por sí mismo, sea el más difícil. Si has llegado hasta aquí, estás en esa búsqueda de progreso espiritual y crecimiento personal.
Equilibrio es bienestar y calidad de vida y en estos tiempos que estamos viviendo, es normal requerir apoyo para reestablecerlo. Somos energía, mente, emociones, cuerpo y espíritu. Cada una de estas dimensiones de nuestro ser afecta las demás. Por esto, equilibrarnos energéticamente es sanar de manera integral.
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