La imposición de manos es practicada por múltiples culturas alrededor del mundo desde tiempos remotos. Las manos, pueden ser ese canal energético, que todos tenemos y podemos utilizar, para transmitir vibraciones de elevada frecuencia.
Nuestras expresiones afectivas a menudo involucran los brazos y las manos como medios de comunicación. Resulta curioso que la palabra apapacho proviene del nahualt, lengua hablada en el México prehispánico, y significa, “abrazar o acariciar con el alma”. No existe cultura en la que las manos no sirvan para expresar emociones y, por consiguiente, vibraciones energéticas. Asimismo, son comunes como canales energéticos para propender la sanación por doquier. Entendiendo que la energía que se transmite es de amor, frecuencia de altísima vibración, capaz de aliviar y suavizar cualquier dolor tanto físico como emocional.
Quizás, el lenguaje de las manos sea el más primitivo instinto sanador, una forma de canalizar las energías que puede desarrollarse. De manera instintiva, cuando tratamos de ayudar a sanar o aliviar el dolor a otros, utilizamos nuestras manos -ya para calmarle y consolarle, ya para evaluar su estado. Bajo este orden de ideas, los médicos occidentales, aún en la modernidad, utilizan las manos con fines diagnósticos. Palpar, suele ser una forma preliminar de detectar síntomas. Desde comprobar la temperatura de la piel, hasta las pulsaciones cardiacas, las manos, aún con las técnicas modernas, suelen ser herramientas para la evaluación de la salud de las personas.
Sanación con las manos en la historia
Las narraciones de maestros espirituales sanando con las manos son muy frecuentes. Según la tradición cristiana, Jesús, es descrito sanando con las manos en múltiples ocasiones. De igual modo, Buda, sanaba a través de la imposición de manos. Así mismo, algunos santos como, por ejemplo, San Francisco de Asís, parecen haberse valido de este medio para sanar a otros.
Por otro lado, en el antiguo Egipto, antes del 1500 a.c se sanaba con las manos, según se ha documentado en los registros arqueológicos. El shiatsu japonés, el tao de imponer las manos, es también muy antiguo. Se sabe que los celtas sanaban con las manos. Y las sociedades prehispánicas tanto de América del Norte como de América del Sur, practicaban la sanación con las manos junto al chamanismo y otras prácticas mágico-religiosas que incluían el uso de hierbas medicinales que aún hoy se emplean en la medicina tradicional indígena.
Asimismo, los esenios practicaban la imposición de manos. Utilizaban la sanación con agua que iba acompañada de la imposición de manos como terapia de purificación energética. Se cree que Juan el Bautista, practicaba la sanción esenia con agua y que el acto bautismal, deriva de esta tradición.
Sanación pránica y reiki
El prana es un término de uso común dentro del yoga. En sanscrito, la palabra prana quiere decir energía vital, significado que es tomado por la ciencia del yoga. El prana es la energía vital que anima todo y es parte de la consciencia universal. Es también la energía universal, la cual, es inmanente a todas las fuerzas de la naturaleza y se encuentra presente en el aire que respiramos.
Los seres humanos somos energía estructurada de una determinada manera. Interactuamos con otras estructuras energéticas y con el medio ambiente; es decir, con los sistemas energéticos que componemos. La sanación pránica es, pues, una forma de sanar con las manos sustrayendo energía del medio ambiente natural. La naturaleza nos energiza precisamente porque de ella recibimos prana.
En resumen, la sanción pránica involucra un acto de limpieza energética del individuo, canalizando la energía universal a través de las manos. La sanación pránica puede ser realizada por un terapeuta, o, inclusive, puede auto aplicarse.
El equivalente chino al prana es el Chi, el cual, es uno de los basamentos de la medicina China. Un concepto con un profundo trasfondo filosófico arraigado en el taoísmo.
Por otra parte, Reiki, el término japonés para designar la energía universal, donde Rei significa universal, se refiere a la parte espiritual, a lo sagrado y Ki se usa para denominar la energía vital que nos rodea, también denominada aliento de vida, Prana en India, Chi en China. La práctica de Reiki consiste en la canalización de la energía universal o espiritual, Rei, a través de las manos, para armonizar nuestra propia energía, Ki. Logrando así equilibrar cuerpo, mente, emociones y espíritu, ayudándonos a alcanzar nuestro mayor bienestar y equilibrio.
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Una sanación holística con las manos
Existe un hilo conductor entre las diferentes formas de sanación con las manos alrededor del mundo dentro de todas las culturas; las manos son canales energéticos para interactuar con la energía vital de la persona a quien se desea ayudar a propender su proceso de auto sanar en una forma holística. A este respecto, la sanación con las manos es, fundamentalmente, una forma de sanación holística por cuanto asume que somos seres energéticos y, por tanto, dichas energías pueden alterarse, fluir o bloquearse, y esto, encuentra su expresión en nuestro cuerpo físico.
La función de cualquiera de las prácticas de sanación con las manos es liberar energía bloqueada que nos impide fluir con la energía vital del universo y que la misma circule libremente por nuestro cuerpo. La canalización de esta energía, llamada de forma diferente según las culturas o países, es la energía de más alta vibración, la energía del AMOR. Es importante destacar, que el pilar de cualquiera de estas prácticas es naturalmente la compasión, sin ella estaríamos muy lejos de los sabios, terapeutas de otros tiempos y maestros espirituales que antaño la estructuraron.
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