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La sugestionabilidad. “Toda creencia que ocupase la mente,
terminaría por volverse una realidad”.
Émile Coué, (1857-1926)

La sugestionabilidad, se define como el estado psíquico en el cual una persona experimenta sensaciones y pensamientos inducidos por otros, esta implantación sucede sin que seamos conscientes de ello. ¿Siendo así, una vez que alcancemos plena conciencia sobre la sugestionabilidad, por qué no usar esta disposición de la mente a nuestro favor y tomar el control?

Para adentrarnos en el tema, Joe Dispenza nos dice en el libro “El Placebo eres tú” lo siguiente: “Tu cerebro y tu cuerpo no saben distinguir una experiencia real de una imaginada, ya que neuroquímicamente son lo mismo. Así es que empiezan a creer que estás viviendo la nueva experiencia en el presente. Al seguir centrado en esa situación futura sin dejar que ningún otro pensamiento te distraiga, en cuestión de segundos bajas el volumen de los circuitos neuronales relacionados con tu antiguo yo”.

De esta manera, el neurocientífico Joe Dispenza nos orienta en relación con nuestra capacidad para crear y eliminar conexiones neuronales, la interacción celular que se desarrolla en nuestro interior, la plasticidad del cerebro y la capacidad para activar o desactivar nuestros pensamientos y emociones. A través de técnicas como la meditación, la ley de la atracción, la visualización y la física cuántica dirigidas a alcanzar la evolución espiritual y la sanación, todo esto a través de la mirada de la neurociencia.

¿Entonces cómo actúa la sugestionabilidad?

A través de nuestros sentidos percibimos el mundo que nos rodea. A la vez algunas emociones nos marcan consciente o inconscientemente.

Así, todos estos datos son enviados a nuestro cerebro que con esa información recibida positiva o negativa, -dependiendo de la fuente-, origina respuestas y las guarda en los archivos de nuestra memoria subconsciente.

Una vez archivada dicha información en nuestro cerebro, se da inicio al proceso inconsciente de condicionar nuestra mente, con sus efectos reflejados sobre nuestro cuerpo. Es por esto, que al cambiar nuestras creencias negativas por positivas, los pensamientos y visualizaciones positivas se convierten en un placebo.

Tomemos como ejemplo la emoción de la ira producto de las confrontaciones cotidianas. Estas nos envían mensajes de agresividad muy fuertes que finalmente desencadenan en desesperanza, frustración y soledad, afectando poderosamente el sistema digestivo.

Posteriormente, esto llevará a desarrollar otras patologías, todo en respuesta a condicionamientos del entorno y a las permanentes afirmaciones negativas. Es así como nos convertimos en víctimas de nuestras emociones fijadas en el inconsciente. Esta sugestión puede ser originada desde fuera o dentro de nosotros.

El concepto de la sugestionabilidad parece ser muy antiguo, hay evidencias que respaldan el uso de la hipnosis en muchas culturas antiguas con fines religiosos y rituales. La medicina supo entender esto y se ha apoyado desde hace décadas en el placebo para el tratamiento de algunas enfermedades.

Asimismo, la escuela ha empleado, de manera mecánica en los procesos educativos, técnicas de sugestión por repetición desde siempre. De igual forma, está implícita en la formación de los niños en nuestros hogares, por lo que, la observación del contenido del mensaje positivo, repercutirá positivamente en el aprendizaje de un ser, integral, espiritual y físicamente.

Nuestras emociones responden a como pensamos, estas emociones liberan sustancias en todo el cuerpo. Sostener en el tiempo una emoción negativa puede ocasionar efectos dañinos a nuestro cuerpo, mente y espíritu.

De allí que necesitemos una mente sana con pensamientos positivos complementados con un modo de vida, igualmente de acciones y hábitos sanos y positivos.

¿Cómo la sugestionabilidad puede cambiarnos y sanarnos?

Si prestamos la debida atención a nuestro cuerpo, mente y emociones, a través de la conciencia, el daño-manifestado en enfermedades y preocupaciones-, no controlará nuestras vidas.

A pesar de los grandes avances de la ciencia y la medicina convencional, la mayor parte de la curación dependerá, siempre, del gran poder curativo sin explorar, en muchos casos, que existe dentro de cada uno de nosotros.

Algunas herramientas fundamentales para la autosanación

  • Conciencia del proceso de sanación, una vez iniciado el proceso de sugestionabilidad positiva, la curación ocurrirá en diversos planos que van desde lo externo hasta lo espiritual, los sentidos, el pensamiento, el sentimiento y el plano físico. Por consiguiente, el primer paso para sanarnos es el desarrollo de nuestra conciencia interior.
  • Controlar la ansiedad por acelerar la recuperación y autocontrol, ya que estos dependen de la cantidad de afirmaciones diarias y constantes de decretos positivos, el cuerpo tiene su propio ritmo, por ello, la curación empieza al reconectarnos conscientemente con nuestro ser esencial, enviándole mensajes creativos amorosos y poderosos.
  • La meditación nos facilita encontrarnos con nosotros, reconocer y aceptar nuestros miedos, ira, angustias, odios, bloqueos y debilidades que nos impiden desarrollar la capacidad natural que todos tenemos de sanación. La meditación deja que el sanador que habita en nosotros haga su trabajo.
  • No hay nada malo en nosotros, basta con redescubrir nuestra esencia divina. La autosanación siempre ha estado dentro de nosotros, más no dedicamos el tiempo para buscarla. Si nos escuchamos, podemos curarnos, convirtiéndonos en sanados y sanadores a la vez, por el poder de la afirmación positiva y la conciencia y, así, transformar positivamente y efectivamente el miedo y otras emociones negativas implantadas durante el transcurso de nuestras vidas en el subconsciente.


Todo se trata de creer, la sugestionabilidad está presente en nuestro día a día, en forma de estímulos imperceptibles. Estos estímulos nos llegan de los mensajes que recibimos del entorno, son un sinnúmero de pensamientos negativos que, como parásitos, nos cargan de información dañina y nos condicionan con mensajes de enfermedad, dolor y frustración.

Así, vivimos sometidos a conductas desordenadas sin saber que estamos bajo el efecto de la sugestión inconsciente. Esto lo hacemos porque se nos ha hecho pensar que es lo correcto. Ahora bien, si alcanzamos la conciencia de este caos y lo revertimos, cerrando el paso a los mensajes dañinos, dejando pasar solo afirmaciones positivas con certeza y fe, estamos empezando nuestra sanación.

En conclusión

La sugestionabilidad es la capacidad -que todos, en mayor o menor medida poseemos-, de visualizar sobre todo aquello que puede transformar el curso de nuestras vidas. Responde a la capacidad -producto de la práctica- para focalizar la atención en la transformación de eventos puntuales e ir logrando así la autosanaciòn.

La autosanación es un maravilloso viaje al interior de nuestra mente, es la posibilidad de descubrir quienes somos realmente, reconociéndonos en aspectos de nuestra personalidad como el amor, alegría, la tristeza, el placer, la melancolía y la compasión que habitan dentro de nosotros.

Son muchos los beneficios y transformaciones que se podrían conquistar para el desarrollo de la sociedad en su conjunto, si tomásemos conciencia individual de la importancia de plantar pensamientos y afirmaciones positivas en las personas. Ya que todos, estamos enlazados con todos y todo y lo que es positivo a unos, puede surtir igual efecto positivo al resto de personas.
Para finalizar este artículo, cito las palabras de Joe Dispenza: “Cuando somos materia intentando cambiar la materia, nunca nos funcionará. Cuando somos partícula intentando cambiar la partícula, no sucederá nada, porque al estar vibrando a la misma velocidad que la materia no podemos alterarla. Lo que la influye es nuestra conciencia (o pensamiento intencionado) y nuestra energía (o emoción elevada). Solo podemos cambiar nuestro cerebro, nuestro cuerpo y nuestra vida, y crear un nuevo futuro en el presente, cuando somos conscientes”.

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